El flamboyán, flamboyant o
árbol de la llama, Delonix regia, es un árbol que pertenece a la
familia de las Fabaceae o Leguminosae. Su origen se encuentra en Madagascar y se puede cultivar en muchos lugares. Es un árbol
ornamental muy llamativo por sus características de
color y forma. Alcanza una altura en torno a los 12 metros y su copa se extiende con amplitud, a veces incluso es mayor que la altura del árbol, haciendo que sea un magnífico árbol de
sombra. Las hojas son compuestas y bipinnadas, las
flores son de color rojo intenso. Las flores penden de un largo peciolo de 5-7 cm y aparecen en
primavera y
verano. Se agrupan formando densas inflorescencias que recubren casi todo el árbol. En cuanto a los
frutos son largas vainas de color marrón cuando están maduras. En su interior contienen las semillas que usa el flamboyán para reproducirse. Las raíces de este árbol son bastante agresivas por lo que hay que tenerlo en cuenta si lo plantamos cerca de alguna construcción. Se suele cultivar en lugares de clima cálido o templado pues no tolera bien el frío. De todos modos también se puede cultivar en estos últimos lugares si se planta en un lugar con buena
exposición al sol y protegido del viento helado, también en interior o invernadero. Crece muy rápidamente, hasta 150 cm en un año, si se cultiva en zonas de clima cálido. En
invierno el flamboyán pierde todas sus hojas al tratarse de un árbol caducifolio. Para su cultivo, pues, necesitamos mucho sol y un suelo rico y fértil que cuente con buen drenaje. El riego debe ser regular y constante sobre todo el primer año de vida del árbol. La reproducción se realiza mediante esquejes semileñosos o por semillas. Las semillas deben sumergirse en
agua a 80ºC durante 10 minutos antes de su cultivo. Ello se precisa para deshacer la capa protectora que envuelve a las semillas.