Fundada en 1494,
Santa Cruz comenzó siendo un coqueto
puerto pesquero. ¿Pero quién pensaba que tras varios cientos de años este apacible enclave se iba a convertir en la flamante capital de la isla? Ahora es una ciudad de actividad imparable. Mientras en su puerto atracan grandes cruceros, el vanguardista Auditorio de
Tenerife Adán Martín representa el arquetipo de la modernidad que se ha convertido en su sello. Sin embargo, Santa Cruz no ha perdido el encanto de antes. Su
centro histórico es un triángulo delimitado por la
calle de La
Noria, las
plazas de
España y de Candelaria (una pegada a la otra), y la de Weyler. Está repleto de
tiendas de moda a la última, todo tipo de
comercios (electrónica,
fotografía) y
restaurantes y tascas que hacen compañía a los más emblemáticos
edificios de la ciudad.