Los antiguos egipcios veneraban los nenúfares del Nilo, a los que solían llamar “lotos” (no confundir con el género lotus). Es frecuente el motivo del “loto” en los
capiteles de las
columnas (forma lotiforme) de los templos egipcios. Florece en la
noche y se cierra por la mañana, esto simbolizaba la separación de deidades y era un motivo asociado a sus creencias sobre la muerte y el más allá.
Muchos de los nenúfares familiares de los
jardines acuáticos son híbridos.
Los nenúfares de
jardín provienen del género botánico Nymphaea aunque su nombre en español deriva de otra planta de parecidas características conocida como Nuphar.
Los nenúfares se desarrollan a expensas de un tallo carnoso (rizoma) que vive entre los materiales acumulados en el fondo de
charcas y cursos estancados de
aguas poco profundas.
Las hojas tienen un buen tamaño y forma casi circular con una profunda escotadura que llega hasta la inserción del pecíolo con el limbo (parte plana). Estas hojas, al igual que las
flores, son flotantes y nacen directamente del rizoma, al que se unen por largos pecíolos. Las flores de buen tamaño incluso muy grandes, se visten con multitud de pétalos imbricados formando una especie de cuenco en cuyo centro se encuentran los estambres y pistilos.
La amplia gama de
colores de la
flor incluye el blanco puro, marfil, crema, rosa, rojo, carmesí, cobrizo y amarillo en distintas tonalidades según variedades. En situaciones apropiadas la emisión de flores es continua de mayo a septiembre.