Fue el médico Diego Guigou y Costa, fundador del Hospital infantil de Santa Cruz y escritor de temas científicos e históricos, quien, a principios del siglo XX, pide desde los medios escritos de la época que se construya en la capital un parque municipal de grandes dimensiones.
Existiendo ya la idea de la construcción de un parque, el arquitecto municipal Antonio Pintor presenta un primer proyecto en septiembre de 1910. Sin embargo, no fue hasta 1922 cuando se aprobó la formación de un comité ("Comisión Pro-Parque"), siendo su primer cometido recaudar fondos para adquirir el terreno necesario. El Ayuntamiento de la ciudad abre dicha suscripción con un aporte de 25.000 pesetas. Cuando se alcanzan las 200.000 pesetas, se adquieren los primeros solares.
Fue Santiago García Sanabria el que, durante su primera etapa al frente de la alcaldía (1923-1924), se preocupó de la organización administrativa que permitiría la construcción del nuevo parque. En su segunda etapa en la alcaldía, a partir de 1925, realizó una serie de reformas urbanas en la ciudad, entre ellas la instalación del alcantarillado. Y fue también bajo su mandato, en sesión celebrada el 9 de agosto de 1926, cuando se acordó que el parque se hiciera según los planos confeccionados por la Casa Leyva y Compañía (Granada); el proyecto presentado por Antonio Pintor se abandonó por pensar que su idea correspondía más con un recinto del siglo XIX. Para cuando se terminó el parque era el mayor parque urbano de las Islas Canarias.
Existiendo ya la idea de la construcción de un parque, el arquitecto municipal Antonio Pintor presenta un primer proyecto en septiembre de 1910. Sin embargo, no fue hasta 1922 cuando se aprobó la formación de un comité ("Comisión Pro-Parque"), siendo su primer cometido recaudar fondos para adquirir el terreno necesario. El Ayuntamiento de la ciudad abre dicha suscripción con un aporte de 25.000 pesetas. Cuando se alcanzan las 200.000 pesetas, se adquieren los primeros solares.
Fue Santiago García Sanabria el que, durante su primera etapa al frente de la alcaldía (1923-1924), se preocupó de la organización administrativa que permitiría la construcción del nuevo parque. En su segunda etapa en la alcaldía, a partir de 1925, realizó una serie de reformas urbanas en la ciudad, entre ellas la instalación del alcantarillado. Y fue también bajo su mandato, en sesión celebrada el 9 de agosto de 1926, cuando se acordó que el parque se hiciera según los planos confeccionados por la Casa Leyva y Compañía (Granada); el proyecto presentado por Antonio Pintor se abandonó por pensar que su idea correspondía más con un recinto del siglo XIX. Para cuando se terminó el parque era el mayor parque urbano de las Islas Canarias.