No debió de sentar bien en las altas esferas este nuevo atrevimiento, porque como represalia se tocaba la alarma a cada momento para obligar a los vecinos de Candelaria a acudir a la defensa del
puerto de
Santa Cruz, lo que es motivo de un escrito de queja del mencionado procurador»:“que los dichos mis partes siguen pleito ante esta real audiencia contra la justicia e regimiento de la dicja isla, sobre el despojarles de la posesión que tienen de llevar la imagen de la
virgen de Candelaria, por lo cual todos les tienen odio y enemistad y con pequeña ocasión que buscan, o sobre entrar un navío en el puerto de Santa Cruz, tocan a rebato y mandan que mis partes vengan del término de Candelaria donde viven al dicho puerto, y el que hace falta le castigan, prenden y ponen y molestan sobre ello”. Finalmente mediante escrito de 19 de septiembre de 1602 la orden dominica desiste del litigio con los naturales y se manifiestan conformes con cederles el derecho de cargar las andas de la imagen, como se ha continuado haciendo hasta el día de hoy.