Al oeste de la isla de
Tenerife, no lejos de la localidad del
Puerto de Santiago, se encuentra una formación geológica que sobrecoge al turista: el
acantilado de Los
Gigantes, que en tiempos de los guanches, los pobladores que habitaban el archipiélago canario antes de la conquista de los españoles en el siglo XV, lo llamaban la “
muralla al infierno” Esta formación es producto de las lavas oscuras que en su momento lanzó el volcán del Teide cuando estaba activo. La zona tiene muy difícil acceso desde tierra y al acantilado sólo se accede a través de profundos barrancos, así que la mejor vista se contempla desde el
mar. Estos
acantilados se prolongan por debajo del mar. En esta zona, los fondos marinos apenas tienen 30 metros de profundidad y debido a su difícil acceso albergan una gran riqueza natural que atrae a submarinistas y pescadores. Este espacio natural, uno de los más espectaculares de esta isla canaria, cuenta con paredes verticales que caen sobre el océano desde alturas que pueden alcanzar, en algunas zonas, los 600 metros.