¡Es verdad!yo he tenido la oportunidad de ponerme justo en frente de la puerta y verlo salir de la Iglesia, observé su recorrido por todo el pasillo del Santuario hasta que llegó donde estaba yo. Durante todo el paso, el lento paso de los costaleros, le miraba los ojos y parece que él te está mirando a ti, es una sensación que pone la piel de gallina. Se los aseguro! si puedo coger el sitio, todos los años repito.