Bajando a los
valles:
Tenerife está fuertemente influenciada por los vientos Alisios. Éstos soplan del Atlántico cargados de humedad que, junto a la orografía de la isla, producen precipitaciones en forma de
lluvia horizontal. En Anaga este fenómeno es el principal protagonista. Allí hace fresco (incluso en
verano), la humedad hace que el bosque esté precioso durante todo el año. Para conocer el macizo de Anaga en profundidad casi que se necesita una vida. Hay decenas de
senderos que hacer,
miradores en los que parar,
restaurantes en los que probar la gastronomía más local y algunas de las
playas más
vírgenes que puedes encontrar en la isla (de arena negra, como no). Es importante saber que Anaga es Reserva de la Biosfera por ser representativo y albergar la mayor densidad de endemismos por kilómetro cuadrado de toda Europa. Y como es de suponer es un claro ejemplo de una isla continente. En Tenerife se dan casi todos los climas posibles, ¡incluso en un mismo día! En Anaga la mayoría de las zonas y
caminos son de acceso libre siendo el
sendero del Pijaral (popularmente conocido como el Bosque Encantado