Por eso mismo empecé diciendo que las cosas en La Barranquera podrían estar mucho mejor si los responsables hubieran actuado a tiempo. César Manrique hubiese puesto el grito en el cielo al ver ese edificio y otros muchos que se han hecho en el litoral isleño. El amaba nuestra tierra y nos advertía que si no luchábamos con todas nuestras fuerzas contra los especuladores, se perdería muy pronto la belleza natural de nuestros paisajes. Tenía muchísima razón...
LH.
LH.