El
Santo Hermano Pedro: A los 23 años abandonó su nativa
Tenerife y, después de 2 años, llegó a
Guatemala, tierra que la Providencia había asignado para su apostolado misionero. Apostolado en Guatemala: Apenas desembarcado en el Nuevo Mundo, una grave enfermedad lo puso en contacto directo con los más pobres y desheredados. Recuperada inesperadamente la salud, quiso consagrar su vida a Dios realizando los estudios eclesiásticos pero, al no poder hacerlo, profesó como terciario franciscano en el
Convento e
Iglesia de
San Francisco (Antigua Guatemala), con un bien determinado programa de revivir la experiencia de Jesús de Nazaret en la humildad, la pobreza, la penitencia y el servicio a los pobres.