NUNCA TE PERDONES. Si es difícil perdonar a los demás, perdonarse a uno mismo es mucho más complicado, así que no te esfuerces en conseguirlo. Llegarás a un punto en el que tan sólo sentirás autocompasión. Piensa que tú eres la única responsable de lo que te ocurre, y jamás creas que hay situaciones que escapan a tu control.