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EL PRAT DE LLOBREGAT: LA VOLUNTAD DE SER PINTOR...

LA VOLUNTAD DE SER PINTOR

Hoy es oportuno que les hable de un hombre que nació con un estigma en la frente al modo de los personajes de Herman Hesse, un hombre que vino al mundo con los lomos tatuados por la desventura, con todas las papeletas para ser un perdedor y que, no obstante, se plantó un buen día de jarras, se parapetó detrás de un lienzo y decidió ganarle la partida a los infortunios. Se llama Vito García Cano. Es extremeño, aunque él no reconoce más frontera que el círculo perfecto y negro de las pupilas de sus dos hijos. El no sabe de fronteras. En realidad no sabe de casi nada, pues se encierra doce horas en su estudio precisamente para eso, para que el mundo resbale por su espalda sin rozarle y deje a su paso un vaho de colores empañando el cristal rugoso de sus lienzos.
Eso dice de él Florián Recio, escritor, nacido en Almendralejo, Badajoz, 1958.