Quizá, un buen número de extremeños de los más de mil quinientos que el veinte de septiembre se juntaron en el pabellón cubierto del polideportivo de Magraners, barriada de la vieja Iltrida, (sobre la Roca Soberana) donde Indïbil y Mandonio aliados con Asdrubal, plantaron cara con poco éxito a las legiones romanas que luego la llamaron Ilerda, y a la que los hijos de Alá le decían y supongo que le siguen diciendo en su idioma, Larida. La actual Lleida o Lérida, para entendernos entre nosotros los que estábamos allí porque, se clausuraban los actos organizados por la FAEC con motivo del Día de Extremadura pasado, que se iniciaron con una conferencia en el Saló de Cent de Barcelona, a cargo de la escritora Rosa María López Casero, seguida por un concierto de música de cámara y la posterior recepción de autoridades y entidades; continuando el día once con una ofrenda floral en Sant Boi y, siguiendo el 19 con la presentación en el Saló de Plens de la Paería ilerdense y a cargo de su autor, Florián Recio, de su libro titulado: Muertes Impares, además de una exposición fotográfica de la colección de la Unión Extremeña de Sant Boi.
Pues eso mocita; que, tras el madrugón para llegar hasta allí desde tan dispares comarcas de la Comunidad, la panda en la que me enrolé y varias más, llegamos al sitio cuando un cura con un acento extremeño que parecía que había salido ayer mismo de su pueblo pero que lleva viviendo por estas latitudes un porrón largo de años, estaba diciendo que nos acordáramos en nuestros rezos del representante de Pedro en la tierra, de todos esos políticos que tienen algo que decir en el concierto mundial y, y mira tú por donde,, de todos esos hombres, mujeres y niños que, igual que nosotros antes, habíamos salido de nuestras tierras de origen buscando no sólo comida sino, también, esa llama vivificadora que da la perspectiva de una manera de vivir y trabajar con un horizonte más amplio.
Continuó la fiesta con un desfile de actuaciones a cargo de los grupos de coros y danzas de todos los Centros Culturales presentes, (que eran unos veinte si no conté mal) y, tras el obligado discurso de los políticos, una comida de convivencia a la que siguió, (otra vez) más jotas estremeñas. Así, hasta las siete de la tarde en que se cerró la conmemoración con el canto por los allí reunidos de nuestro Himno.
Como yo no puedo sostener objetos porque los fantasmas no tenemos masa corporal, induje a un paisano a que hiciese muchas fotos, mientras más mejor, y de ellas he entresacado esta a cuyo píe escribo y que titulo Pasado, (la gerontocracia que ya no tiene cintura de avispa recordando e interpretando aquellas músicas y aires que oyeron cuando pequeños) Presente, (esos muchachos y muchachas que sí tienen esa cintura y fuerzas, danzando como profesionales auténticos al ritmo de las letras y músicas extremeñas) y, Futuro: esos niños y niñas que ya, desde su más tierna infancia y tan lejos del lugar donde sus padres dieron los primeros pasos, sumados sin condiciones a ese espíritu que, como un imán, les remonta hacia sus ancestros sin olvidar que están en el presente de una tierra y de un alma que también es suyo y les pertenece. Como de otra forma dijo la teniente de alcalde del ayuntamiento lleidatá; extremeña por parte de padres y catalana porque es su tierra y porque así lo quiere ella.
Salud.
Pues eso mocita; que, tras el madrugón para llegar hasta allí desde tan dispares comarcas de la Comunidad, la panda en la que me enrolé y varias más, llegamos al sitio cuando un cura con un acento extremeño que parecía que había salido ayer mismo de su pueblo pero que lleva viviendo por estas latitudes un porrón largo de años, estaba diciendo que nos acordáramos en nuestros rezos del representante de Pedro en la tierra, de todos esos políticos que tienen algo que decir en el concierto mundial y, y mira tú por donde,, de todos esos hombres, mujeres y niños que, igual que nosotros antes, habíamos salido de nuestras tierras de origen buscando no sólo comida sino, también, esa llama vivificadora que da la perspectiva de una manera de vivir y trabajar con un horizonte más amplio.
Continuó la fiesta con un desfile de actuaciones a cargo de los grupos de coros y danzas de todos los Centros Culturales presentes, (que eran unos veinte si no conté mal) y, tras el obligado discurso de los políticos, una comida de convivencia a la que siguió, (otra vez) más jotas estremeñas. Así, hasta las siete de la tarde en que se cerró la conmemoración con el canto por los allí reunidos de nuestro Himno.
Como yo no puedo sostener objetos porque los fantasmas no tenemos masa corporal, induje a un paisano a que hiciese muchas fotos, mientras más mejor, y de ellas he entresacado esta a cuyo píe escribo y que titulo Pasado, (la gerontocracia que ya no tiene cintura de avispa recordando e interpretando aquellas músicas y aires que oyeron cuando pequeños) Presente, (esos muchachos y muchachas que sí tienen esa cintura y fuerzas, danzando como profesionales auténticos al ritmo de las letras y músicas extremeñas) y, Futuro: esos niños y niñas que ya, desde su más tierna infancia y tan lejos del lugar donde sus padres dieron los primeros pasos, sumados sin condiciones a ese espíritu que, como un imán, les remonta hacia sus ancestros sin olvidar que están en el presente de una tierra y de un alma que también es suyo y les pertenece. Como de otra forma dijo la teniente de alcalde del ayuntamiento lleidatá; extremeña por parte de padres y catalana porque es su tierra y porque así lo quiere ella.
Salud.