La
historia
El
puente de
Manlleu es una construcción del siglo XV. Anteriormente, la comunicación entre un lado y otro del
río se hacía a través de unas
pasarelas existentes a la altura de Vilamirosa. Así lo indica un documento del año 1000 referente a la venta de unas tierras en el lugar de Vilamirosa y donde la descripción indica que por la parte este, la tierra limita "in IPSA passeras ad ipso guado de Meseleo".
No sabemos de la existencia de ningún otro puente anterior, ya que ningún documento de época
medieval se refiere.
Así pues, hay que considerar que el primer puente es lo que todavía conservamos hoy, que comenzó a construirse en el año 1396, una infraestructura considerable que cruzaba el Ter y permitía la comunicación de Manlleu hacia
Vic y las regiones situadas a mediodía. A partir de esta fecha son numerosos los documentos antiguos que mencionan dejas para llevar a cabo la construcción del puente, una obra que era administrada por un grupo de procuradores y que finalizó hacia el 1460.
Pese a que ha mantenido la fisonomía de estilo
gótico en que fue construido, el puente fue objeto de algunas transformaciones a lo largo de los siglos. El año 1627 se le hizo una importante reconstrucción derivada de los efectos de un terremoto que afecta parcialmente la estructura.
Ya en el siglo XX, en 1908, se amplió la superficie transitable y se sustituyeron las paredes de
piedra por una barandilla de hierro.
El año 1939, en el marco de la Guerra Civil, fue parcialmente destruido. Se volvió a reconstruir en 1941, pero conservó su estructura original. En 1953 fue nuevamente ensanchado para adaptarlo al constante crecimiento del tráfico de vehículos.
Los restos
El puente de Manlleu -conocido popularmente como puente de Can Moles en referencia a la
casa de Can Moles que se ubica en el extremo sur- es el único elemento patrimonial de época medieval que se conserva intacto en el municipio de Manlleu. A pesar de algunas reconstrucciones y reformas acaecidas en los siglos XVII y XX, la estructura del puente se conserva en su
fábrica original construida en el siglo XV en estilo gótico. Es un puente
monumental, constituido originalmente por seis
arcos y cinco
hornacinas dispuestas regularmente entre los arcos. Actualmente, una de las arcadas, la situada más al norte, se encuentra parcialmente oculta bajo el asfalto del cruce de
calles que dan acceso al puente (
paseo del Ter,
calle del Puente y paseo de
San Juan).
El puente presenta un importante pendiente descendiente de sur a norte. De este modo salva las diferencias topográficas existentes a ambos lados del río.
La anchura original del puente gótico era de unos tres metros, una anchura modificada a lo largo del siglo XX (1908 y 1953) cuando, en varias de las obras realizadas, se ensanchó la superficie transitable mediante la construcción de las respectivas estructuras voladas a ambos lados. El cuerpo del puente fue construido con mampostería de cantos rodados de río, mientras que las arcadas están rematadas con sillares de piedra bien trabajadas. Los arcos y las hornacinas son de medio punto, construidos a base de encañizado, parte del cual es todavía visible en la estructura.
Los arcos se sustentan sobre grandes pilastras de forma poligonal, de seis lados, situadas bajo las hornacinas y construidas con sillares de piedra dispuestos regularmente y relacionados con mortero de cal. Actualmente estas pilastras sólo son visibles en el tramo del puente que se ubica sobre el lecho del río. El resto de pilastras quedaron ocultas bajo el suelo del actual paseo del Ter, cuya existencia representó un recrecimiento del nivel de tierras en el lado norte del cauce del río.
El puente es sin duda un elemento histórico y patrimonial de primer orden dentro del municipio de Manlleu. A pesar de su
antigüedad constructiva -de más de 500 años-, su solidez arquitectónica garantiza todavía hoy la comunicación entre Manlleu y los
pueblos del sur de Osona. La estructura
gótica, conservada casi intacta, y el hecho de que sea el único elemento patrimonial conservado en Manlleu de época medieval, hacen imprescindible que el puente sea considerado de manera específica como un elemento de primer orden dentro del patrimonio arquitectónico del municipio y se garantice la correcta conservación. Actualmente está protegido bajo la consideración de Bien Cultural de Interés Local.