Como las clases de piano que ha solicitado Justo, y que retrasa el profesor Queralt ad calendas, hasta que intervino D. Pedro a favor del olvidado postulante. Y otros más desplantes que Justo, “écorché vif” intenta olvidar sin que antes no le vengan al peto otros desprecios. Quizás exagera Justo, siempre perdido en su mundo de contradicciones... Acaso el sacerdote resentido no entienda o no quiera entender sus ansias de amistad.
Es costumbre entre los alumnos, de dejar los libros y objetos que ... (ver texto completo)
Hoy vuelvo al segundo volumen, que habla de la instalación de los Panduro en Barcelona.
Capítulo – 13 Manuel y su hijo Loly se van a la ciudad condal.

Y Así, como ya se ha dicho, un día de marzo de 1945, Cuando más bonito estaba el pueblo, las amapolas abiertas, entornando sus pestañas entre los verdes trigales, el sol sacando el vaho de las tierras con sus plateados rayos y los lugareños despertando del letargo invernal; en el tiempo de los fusiles de palmera, de los repiones y los aros, el ... (ver texto completo)
Cap5
Capítulo. 5. Justo marchó al seminario.

Justo, se ha marchado ya, al seminario menor de Tiana. Eso está cerca de casa Antúnez. Bueno todo es relativo: Casa A. se encuentra cerca del mar, pero al sur oeste de Barcelona. Y La Conrería, está al Norte de Barcelona, después de Montgat, y pasado el pueblecito de Tiana. Hay que coger el tranvía 48 hasta la estación de Francia, allí un tren de cercanías, que echa el ciento y más en llegar a Montgat. Desde Montgat a Tiana, un tranvía de vía estrecha, ... (ver texto completo)
Hola Justo,

veo que sigue con sus escritos, no los puedo seguir pues tengo el ordenador en el taller, cuando me lo devuelban los leeré todos.

un saludo.
Hola Alfredo. Espero que las historias de los antepasados de Alconchel te gusten. Cuando llegue el momento, volveré a Barcelona y a las barracas de "Cantunis" Yo también me he cargado el ordenador del despacho! Pero como ya está bastante viejo, ya no pienso arreglarlo. De momento, sigo con el portátil.
Me gusta que intervengas, pues a veces me pregunto si alguien me lee...
Un saludo cariñoso, lector asiduo.
Bueno pues te diré que está junto a la Factoría de Acerinox, cerca de la del Rinconcillo en Algeciras, junto al Río Palmones del tér4mino de Los Barrios (Cádiz), tiene unos 800 metros y es de una arena muy fina y no tiene nada de peligrosa, si bajas por Andalucía no te vallas sin visitarla, es muy tranquila sobre todo por la mañana, también está muy cerca la de Guadarranque, (San Roque) y las de la Línea de la Concepción, en fin por aquí hay donde "remojarse". Saludos.
hola. haber hace años que no voy por andalucia. en que mis padres son de malaga y jaen. no conozco cadiz pero si voy ire haber la zona. siempre me ha gustado conocer sitios y sus gente. aqui en cataluña me gusta ir por la parte de tarragona sobre todo la zona del delta del ebro. saludos
Hola Justo,

veo que sigue con sus escritos, no los puedo seguir pues tengo el ordenador en el taller, cuando me lo devuelban los leeré todos.

un saludo.
Aquellas gentes no eran de las que se sientan a comer o hablar alrededor de una mesa: La candela de la cocinilla era más íntima. Y sentados en unos banquillos hechos a la azuela, cada cual arrimaba los carbones a sus zuecos. Y Porfiando y gruñendo, pasaban el rato entre comida y cigarro, hasta que Juana se levantaba con aire de cansancio y cara de sueño, cogía un candil y después de ir al pajar a ver “la piedra” que anunciaba la lluvia, desaparecía arrastrando sus zapatos claveteados por el empedrado ... (ver texto completo)
Capítulo tercero. Los Pequeños.

En aquella casa, a quien no gritaba, nadie le hacía caso. Los únicos que recibían algún mimo eran los niños. Y como bien se sabe, al último al que más. Por aquel entonces el que había llegado último, y, además, en plena guerra civil, lo llamaron Justo. Así le pusieron en memoria de un tío paterno, caído por Dios y por España, y porque se topó de frente con unos rojos que andaban buscando curas y guardias civiles, para limpiar la Patria, decían, que era más suya ... (ver texto completo)
hola p. fernandez. gracias por contestar. esta playa no la conozco. espero que me hables de ella y de cadiz. tambien me gusta la cultura y conocer. quieres amistad. gracias y saludos
Bueno pues te diré que está junto a la Factoría de Acerinox, cerca de la del Rinconcillo en Algeciras, junto al Río Palmones del tér4mino de Los Barrios (Cádiz), tiene unos 800 metros y es de una arena muy fina y no tiene nada de peligrosa, si bajas por Andalucía no te vallas sin visitarla, es muy tranquila sobre todo por la mañana, también está muy cerca la de Guadarranque, (San Roque) y las de la Línea de la Concepción, en fin por aquí hay donde "remojarse". Saludos.
Yo también ire a la Playa (Dios mediente) el próximo miércoles pero no a la de Badalona, sino a la de Palmones en el término de Los Barrios (Cádiz), una de las playas mas pequeñas de la provincia, pero la más acogedora. Saludos
hola p. fernandez. gracias por contestar. esta playa no la conozco. espero que me hables de ella y de cadiz. tambien me gusta la cultura y conocer. quieres amistad. gracias y saludos
¬No me asegure Vd. Nada don Jesús. Ya sé que “Semos mu brutos” Pero como dice el refrán: “Lo de ser bruto no quita el ser valiente”
¬Eso no pega, D. Jacobo.
¬Vd. Ya me entiende. Y Dígame: ¿Cuál de entre ellos no es buen cristiano? Escoja Vd. mismo uno de muestra: Ese grandullón que le saca la cabeza a los otros.
¬Quién ¿Domingo?
¬Sí ése: Escúchelo Vd. Hablar y verá que no dice dos palabras sin mentar a Nuestro Señor.
¬ ¿Se está Vd. burlando de mí? ¡Ese tal Domingo no sabe decir más que palabrotas, por no decir blasfemias!
¬Bueno pero no me puede Vd. negar que cada dos palabras él, mienta a Dios.
¬Don Jacobo, lo que ellos quizás hacen inconscientemente, Vd. Lo está haciendo insidiosamente y a sabiendas que es ¡peor!
¬Dejémoslo así Don Jesús. Son todos buenas gentes. Los que no son de la cofradía de Jesús de Nazareno, es porque lo son de la hermandad de su Señora Madre. Y no me haga hablar, porque Vd. Sabe mejor que yo, que con cumplir una vez por Pascuas ya se es buen cristiano. Así que agradecido debería estar de verlos “manque” sólo sea para la consagración.
¬Ocasión por la que entran sólo para ver a las mozas.
¬Y en una de ésas ocasiones, Vd. me los casa, y se quedan los dos adentro.
¬Prohibiré por lo menos lo de las cencerradas de Pascuas.
¬Prohíba, Prohíba. Pero recuerde que Vd. Es el cura párroco; pero la iglesia la hicieron los bisabuelos de ésos muchachos sin malicia, que tanto le irritan…
Domingo, ajeno a la discusión del Alcalde y del cascarrabias de cura, seguía de mala gana la partida de vilorda que como de costumbre iba ganando Fermín Herráiz... Por más que le daba vueltas en la cabeza, no atinaba con el modo de decirle al padre de Juana lo que le estaba hirviendo en el corazón.
¬“Chacho” ¡Estoy hecho un ovillo! Parezco un grullo de un pié saltando al otro y sin decidirme en cuál me quedo… ¿Entro y me arrodillo al lado de ella? ¿Me voy pa casa y la espero en lo del sacristán?”
De pronto, con un respingo de los que tan bien lo caracterizaban, alargó una mano para recoger su “chambra” y salió corriendo para la plaza del Reloj.
Corrió sin querer pararse hasta la calle Mesones, y allí no se detuvo hasta llegar al número 4, la casa de los padres de Juana. La emoción y el miedo le hacían temblar las piernas cuando llamó al picaporte:
¬ ¡Hombre, Domingo! Espetó Doña Juana madre, Te hacía en misa...
¬Pues no señora, que he venido a hablar con su marido.
¬Lo siento, ha salido hace un rato camino del huerto. Quería poner unas guías a los guisantes.
¬ ¡Ah! ¿Han agarrado?
¬Todo acaba por agarrar, hijo. Con paciencia y perseverancia, todo...
¬Pues un servidor, con el permiso de Vd. “Agarro” y me voy “pal” huerto a ver si le echo una mano a su señor marido.
¬Eso está muy bien, “muchacho” Seguro que si le ayudas...
¬Pues con su permiso, antes de que me enfríe.
Mientras tanto, la pobre Juana, se pasó la celebración de la misa observando de reojo la puerta pequeña, por ver si veía a Domingo. La misa que ella esperaba de gloria, se transformó en una de réquiem, cuando el celebrante los bendijo:
¬Ite misa est.
No pudo decir “Deo Gratias”. Cabizbaja vino desde la iglesia a su casa, pensando:
¬“No me quiere, no me quiere...” “Ni siquiera ha entrado para estar a mi lado en el momento de consagrar.” “No hace más que mirarme de lejos o por encima de la tapia del patio.” - Con la matilla por encima de los ojos, trataba de disimular las lágrimas que le caían por las mejillas
¬ ¡Soy yo madre! Me quito el velo, y voy para la cocina - Dijo con desencantada voz, al entrar en casa.
 Güeeeno, le contestó Doña Juana. Pero no tardes que vas a tener visita.
En el huerto, el grandullón de Domingo al que por irrisión le pusieron de mote “el Pequeño” estuvo ayudando al padre de Juana todo el tiempo que duró la misa, el responso y el Ite. Pero no pudo articular palabra.
 Hace calor, ¿eh? Le decía con sorna el Señor Frasquito, al verlo sudar y danzar de un pié al otro.
¬Sí señor.
¬Coge esa tomiza y átame bien aquellas guías, antes de que se derrumben.
¬Sí señor.
¬Ve a por unas cuantas cañas...
¬Sí señor.
“¬ ¡Ah granuja!” Pensaba el señor Frasquito, “ ¡ya me la quitarás, ya! ¡Pero tu trabajo te va a costar!”
Domingo, totalmente desalentado decidió despedirse:
¬Bueno Señor Frasquito, sino precisa de mí, yo…
 Pero ¡hombre! ¿No vas a venir a hablarle un rato a Juanita?
Porque esas cosas no se hacían entre hombres, Domingo no se abrazó al Sr. Francisco; pero estuvo en un tris de que lo hiciera. Al oír Juanita desde la cocina lo que venía comentando su padre, y a quién lo decía, la palidez de sus redondas mejillas se transformó en un carmesí subido. Cuando entró en la cocina, revoleada en un iris llameante, sin mirar a Domingo se sentó junto a su padre:
¬Con su permiso padre. Hola Domingo. No te he visto hoy por la iglesia.
¬Me fui a echarle una mano a tu padre al huerto.
¬ ¡El pobre!” Pensaba Juana mirándose los zapatos, “Y yo que creía que no quería venir a verme.”
II – Juana y Domingo.
La boda de Juana y Domingo fue sencilla. Domingo se puso una chambra nueva, que para tal ocasión lucía la solapa bordada por fuera, atada con un lazo negro como el fajín, muy ajustado, por encima del pantalón de velludo, los blancos bordados de las perneras de la ropa interior asomándole por las hendiduras laterales metido éste en las polainas de las botas, con flecos de cuero fino. En la mano, un sombrero de fieltro negro con cinta veneciana. La novia, sus enaguas de rayas Burdeos y paño de Flandes a guisa de delantal. Medias blancas sobre bordados blancos. Botines del mismo color, y como capa un pañolón con bordados rojos sobre fondo negro que su madre había mandado venir de Portugal. Un velo blanco le cubría apenas sus sonrosadas mejillas. Entre sus dedos un rosario enredado y el libro de oraciones con una sencilla flor de almendro entre las páginas.
Salió el novio por la calle Nueva, para que le vieran los vecinos; Juana hizo lo propio por la calle Mesones. Pero cuando tornaron de la iglesia, Domingo se metió con ella por la casa de Juana, y sin detenerse, pasó al patio, aupó a Juana a la pared de la cerca, saltó al otro lado y la bajó al huerto de sus padres.
¬Hoy mismo, dijo a sus recientes suegros, tiro esta pared, y abro paso entre las dos casas: Ustedes. Pueden venir cuando quieran y su hija puede ir a su antigua casa, cuando le apetezca. Y como lo dijo lo hizo, forjando la felicidad de las dos Juanas que lo trataban de “burro” “cabezota” mientras se enjugaban lágrimas de pura alegría
Domingo y Juana, tuvieron 4 hijos en este orden: Fermina, Manuel Francisco y José. ... (ver texto completo)
hola amigos de badaona el miercoles dia 15 voy ala playa. si quien se apunta. por la tarde. mi email es elenavm-42hotmail. com. besos
Yo también ire a la Playa (Dios mediente) el próximo miércoles pero no a la de Badalona, sino a la de Palmones en el término de Los Barrios (Cádiz), una de las playas mas pequeñas de la provincia, pero la más acogedora. Saludos
hola amigos de badaona el miercoles dia 15 voy ala playa. si quien se apunta. por la tarde. mi email es elenavm-42hotmail. com. besos
Capitulo Segundo. 1892 – el Ferrol.
Son las 12 horas del día 3 de diciembre, en el reloj del comedor de una modesta casa de la calle María, cuando nace en aquel rincón de España un niño al que bautizan con los nombres de Francisco, Paulino Hermenegildo Teódulo. Nadie se enteró en Alconchel, ni en el resto de España. Y, sin embargo, con el tiempo, aquel nacimiento influiría muy poderosamente en el pacífico curso de las vidas de los españoles. También, y con un resultado catastrófico torció para ... (ver texto completo)
¬Menos mal que la noticia de la abuela enferma ha servido para algo. Ahora que papá no ha comido, tendremos más parte nosotros. Dijo a media voz.
¬ Son troncos de col. Y a papá ya sabes que no le hacen mucha gracia.
Le contestó Justo. A éste, le costaba trabajo recordar el rostro de su abuela Carlota. Poco roce había tenido con la abuela de Consuelito y María, las hijas de Antonio que esas sí que eran sus nietas, porque hijas de su hijo y huérfanas de madre; con lo cual nada de celos entre abuela y madre. Nada parecido con ellos que cuando iban a dar una vuelta por la calle Ramón y Cajal eran recibidos como potrancos en una tienda de cazuelas de barro. Pero viendo el aire contrito de su padre, le dio un poco de pelusa, y tuvo pena de aquel hombretón que tanto temía y que estaba viendo tan desvalido. Vagamente recordaba a su abuela, corriendo detrás de él con la escoba, porque le había pillado mirándole entre las piernas, cuando de cuclillas limpiaba la loza con arena y esparto en el patio. Imprecisamente recordaba sus regañinas, y absolutamente no, no recordaba un gesto de cariño de aquella vieja quejumbrosa, ni un regalo, ni una triste naranja por navidad... Nada. Así que si estaba por compadecer a su padre, tampoco le importaba gran cosa que aquella vieja se muriera o no. ¡Hombre! A él no le hacía desde luego sombra desde tan lejos. Aunque le molestaba que su padre demostrara tanto cariño a ella y tan poco a ellos y a su madre. Pero como ya estaba acostumbrado a ser “el del medio” Que lo quisieran o no, que fuera la quinta rueda de la carroza familial, ya le daba poco morbo. Él era solo aquel niño que recibía cogotazos de sus hermanos mayores, algún correazo de su padre algún tirón de pelos o pellizco de su madre, y casi todas las noches tres o cuatro sonoros besos de la misma, al ir a bordarlo en el camastro.
Manolito, aprovechó que su padre se había acostado, para encender un pitillo, que absorto por la noticia, chupeteaba insistentemente. Aunque la “Chón” lo estaría esperando, no osó a salir, por respeto anticipado del duelo de su padre.
La barraca se fue apagando a medida que sus ocupantes se iban a dormir. Daba como una impresión de lejanía; de precariedad, de asentamiento provisional.
Decididamente, el barro rojizo del pueblo seguía pegado a los talones de aquella familia de parias. Fermina mató alguna cucaracha rezagada en la cocina antes de apagar el carburador e introducirse en la cama matrimonial. Los chirridos de su estrepitosa instalación junto a su entristecido marido, fueron los últimos ruidos que se oyeron.
En el silencio de la noche, los ecos de los vecinos de detrás, se mezclan con el ulular de la “Boya” que advierte a los barcos de algún peligro en la costa. Cierta rala brisa se pasea intermitente por entre las tablas del techo y el cartón cuero; en algún pico, lo levanta y al caer hace un ruido de murga. A Justo que escuchaba el ocaso de aquel día, le recordó el clap, clap de las tijeras de su primo el peluquero de Alconchel.
La higuera que su padre había plantado en el pozo ciego del patio, que había crecido tanto, que había dado inclusive higos este año, rascaba en la arena del cartón cubierta, y a Justo le dio un vuelco el corazón: ¿Sería que su abuela ya se había muerto y estaba rascando para protestar lo que había pensado, que no la quería? O ¿Sería la propia higuera para reclamarle los higos verdes que le había robado? Se acurrucó en la litera, y se tapó la cabeza con el abrigo. Enseguida cambió sus pensamientos por sueños. Soñaba siempre con músicas de fondo. Con orquestas de armonios y con aleteos de cosas que revoloteaban a su alrededor. ... (ver texto completo)