La central térmica del Besós, popularmente conocida como la térmica del Besós o las tres
chimeneas e incluso, la 'Sagrada
Familia de
San adrián', fue una instalación termoeléctrica de ciclo convencional situada junto a la desembocadura del
río Besós en el
Mar Mediterráneo, entre los términos municipales de San Adrián de Besós y
Badalona, en la provincia de
Barcelona.
Constaba de tres grupos térmicos de 350 MW cada uno. Fue construida por Copisa entre 1970 y 1976 y sus instalaciones son propiedad de la empresa Fecsa-Endesa. Cesó en su actividad en el año 2011, y gracias a un referéndum que tuvo lugar en la ciudad de San Adrián del Besós, no se derribó como en un principio se deseaba. Actualmente sin embargo, no se sabe en qué se van a convertir, habiéndose barajado diversas posibilidades lúdicas y socio-culturales. A pesar de los detractores que tuvo durante años debido a sus emisiones a la atmosfera y los vertidos al mar, las tres chimeneas forman parte del
paisaje urbano y son muchos los que gustan de pasear cerca de ellas o fotografiarlas.
La térmica del Besós se situaba junto a las instalaciones que ocupaba otra antigua central térmica de ciclo convencional, construida en 1967 y cuyo derribo concluyó en 2007. En su diseño inicial, las chimeneas (de 90 m) se encontraban situadas inmediatamente encima de la caldera (90 m), con lo que alcanzaba una altitud total aproximada de 180 metros.
Después de varios estudios climáticos que situaban la capa de inversión térmica alrededor de los 170-190 m en la zona de Barcelona, se debieron añadir 20 metros de
chimenea para superar este inconveniente climático, alcanzando finalmente los 200 m. De ahí que los últimos 20 metros se diferencien del resto por su construcción metálica. Este aspecto tan característico hace que sean visibles desde gran distancia, formando parte ya del skyline de San Adrián y Badalona.
Sant Adrià del Besòs ha decidido mantener las tres chimeneas de la central eléctrica de Endesa después de su cierre, programado para principios del 2010, para albergar grandes equipamientos metropolitanos. En la consulta popular organizada por el
ayuntamiento y que se desarrolló desde el lunes pasado hasta ayer, un 82% de los votantes se mostraron partidario de preservar el inmueble al considerarlo un signo de identidad del municipio.
Un total de 2.597 ciudadanos acudieron a las urnas, de los 28.000 llamados a participar, lo que representa apenas un 9,1% del electorado. De ellos, 2.135 votaron salvar las chimeneas, 406 optaron por su derribo, 18 votaron en blanco y 38 emitieron un sufragio nulo. El Ayuntamiento de Sant Adrià mostró su satisfacción y se mostró conforme con el porcentaje de implicación ciudadana. "Lo importante de este tipo de procesos no es la participación que se obtenga, sino que se convoque a la participación ciudadana y que se lleve a cabo", afirmó Joan Callau, concejal de Urbanismo de la localidad, encargado de valorar el proceso.
Los resultados de la consulta, pionera en Catalunya, serán tomados en cuenta para la redacción del plan urbanístico a cargo de la empresa Barcelona Regional, que sentará las bases para la transformación de la zona. El Ayuntamiento de Sant Adrià detalló que todas las partes que habían firmado el convenio, entre las que se encuentran la empresa propietaria de la estructura, Endesa, acordaron respetar el resultado.
El ayuntamiento se enfrenta ahora al obstáculo de conseguir financiación para la transformación de la zona, puesto que los recursos municipales son insuficientes para mantener el mastodóntico inmueble. El gobierno local ha prometido que las finanzas municipales no serán hipotecadas para sostener el futuro de las chimeneas y ha iniciado contactos con otras administraciones para idear futuros usos