Su
historia se remonta a
la era romana en que recibía el nombre de Vicomiciano. Este
rincón del fértil
valle del Llobregat ha sido poblado desde hace milenios, como atestiguan los restos de cabañas y tumbas neolíticas en los alrededores del
barrio de Torreblanca y Les Begudes. Posteriormente, en época de los iberos, se convirtió en uno de los corredores naturales de comunicación de la costa y la zona portuaria del estuario del Llobregat con los territorios al interior. Los primeros poblados que se situaron en lo alto de las
montañas vecinas, como el poblado íbero Peña del Moro en la vecina localidad de
Sant Just Desvern, pasaron a situarse en zonas más llanas ya en el siglo II a. C.
La consolidación del
puerto en el estuario del Llobregat, la fundación de Barcino y la construcción de un tramo de la
Vía Augusta hicieron de esta zona uno de los principales focos de romanización. En los alrededores de la
iglesia se encuentran los restos de una importante villa romana, muy probablemente propiedad de la importante
familia de los Minicis Natalis, de la antigua Barcino. De esta villa se encontraron restos de sus instalaciones industriales, numerosos fragmentos de mármoles y
mosaicos y los restos de un
acueducto que a buen seguro alguna aprovisionaría de
agua a las
termas de la villa. Este establecimiento perduró en los siglos siguientes a la caída del Imperio
romano; un importante
campo de silos y numerosos restos de
cerámica atestiguan un consolidado núcleo de población entre los siglos V y VIII.
La historia narra un hecho que podemos situar en
San Juan Despí, relacionado con el establecimiento de los visigodos en la ciudad de Barcino. El
ejército que acompañó a Ataúlfo se establecería en esta zona a principios del siglo IV, con grandes villas donde poder encontrar todo lo necesario para el abastecimiento de las tropas y a un paso de la ciudad, a 12 millas[cita requerida] de
Barcelona. Ataulfo, casado con Gala Placidia, quiso crear una dinastía emparentada con la mismísima familia imperial de Roma. Este hecho llevó a crearse enemigos entre los suyos y fue asesinado en la ciudad. Como acto de humillación, encadenaron a Gala Placidia y la llevaron andando hasta Duodécimo, el duodécimo miliario, el lugar donde descansarían las tropas visigodas, lo que hoy sería San Juan Despí.
Aparte de este testimonio histórico, no será hasta finales del siglo X cuando volvamos a tener noticias históricas de San Juan Despí, primero como San Juan de Vicomiciano, San Juan de Llobregat y finalmente como
Sant Joan Despí. El núcleo de población alrededor de la iglesia se consolidó, junto con un poblamiento disperso en masías. De esta época destaca la
torre circular de Cal Felip, Cal Maset y la
ermita del Bon Viatge a los pies de este antiguo tramo de la Vía Augusta que todavía hacía de principal ruta de comunicación de la costa con el interior de
Cataluña.
Como otros testimonios del pasado, se conservan las mansiones que se construyeron en el siglo XVIII en la
calle Mayor, como Can Pau Torrents, donde se situó el
jardín botánico de Jaume Salvador i Pedrol en 1723, el primero de
España y uno de los primeros de Europa.
Hasta 1830 el municipio se extendía a ambos lados de la que hoy conocemos como carrer Bon Viatge y seguía por el Camí del Mig y la calle de Catalunya para ir a encontrarse con el Despoblat y el arrabal de Les Begudes, donde se dispersaban
campos y masías.
Al final del siglo XIX nació el ensanche de San Juan Despí, entre las
calles de Las
Torres y de Francesc Macià. Es un trazado en línea recta, paralela a la línea del ferrocarril, donde se levantaron las residencias de
verano de algunos barceloneses al final del siglo XIX y principios del XX. Si nos situamos en la línea divisoria que representó la línea del ferrocarril a mediados del siglo pasado para el núcleo poblacional de San Juan Despí y miramos hacia la parte alta, en un punto intermedio situaríamos la avenida de Barcelona (antiguamente riera de la Fontsanta) y observaríamos a mano izquierda el Samontà y, a mano derecha,
Les Planes. El Samontà' era la parte con más pendiente y se extendía hacia Sant Just Desvern y
Esplugues de Llobregat. En cambio, a la derecha, en una zona más plana, se extendía el otro secano, Les Planes, limitando con
Cornellá de Llobregat.
Para la zona del Samontà se proyectó en 1926 una urbanización nueva de la mano del arquitecto Josep M. Jujol. Esta urbanización suponía la construcción de un nuevo barrio perfectamente delineado y estudiado, que contenía una
plaza radial de la cual nacían nuevas calles donde edificar todo un barrio nuevo. El proyecto estuvo inmovilizado unos años y hacia 1947 se reemprendió, llegando a confeccionarse un padrón fiscal con las correspondientes derramas a pagar por parte de los propietarios de las
fincas rústicas para la redacción del proyecto. A pesar de todo, el proyecto no prosperó y el Plan Comarcal de 1953, que ofrecía terrenos industriales fuera de Barcelona, hizo que esta zona de San Juan Despí figurara como zona industrial (que con el tiempo se transformaría en el Polígono Industrial Fontsanta) y fue la empresa Gallina Blanca la primera en instalarse, siguiéndola otras más.
Con esto desapareció la idea de ensanche del núcleo principal de San Juan Despí por encima de la vía del ferrocarril y, además, nacía una nueva barrera que separaría físicamente el núcleo antiguo con el resto de
barrios existentes (Pla del Vent, La Mossota...) y con el que iría naciendo a base de dar cabida a todos aquellos trabajadores que se desplazaron de sus municipios de origen (principalmente de
Andalucía) atraídos por la oferta de ocupación que ofrecía el nuevo polígono industrial: Les Planes.
Durante los años 60 y 70 San Juan Despí crecía indiscriminadamente. En 1960 el municipio tenía 4711 habitantes y en 1970, 16 055. El barrio de Les Planes fue totalmente edificado y el núcleo antiguo sufrió el derribo de muchas fincas que se reconvertirían en islas enteras de bloques de viviendas, la mayoría de ellas de una estética y confortabilidad muy alejada de los estándares de calidad exigibles.
Durante los años 80, democratizadas las administraciones públicas, la ordenación de las ciudades fue uno de los principales proyectos de los gobernantes. La crisis económica ayudó a hacerlo muy poco a poco: zonas verdes,
parques o equipamientos. A mediados de la década nacen el Polígono Residencial San Juan y el sector Torreblanca.
En 1985 la Corporació Catalana de Ràdio i Televisió decidió ubicar sus instalaciones de TV3 en el Polígono Residencial Sant Joan —de aquí que al barrio también se le conozca como barrio de la TV3—. Le siguieron toda una serie de empresas de construcción que comenzaron a edificar bloques de viviendas hasta casi 1997. Se ha conseguido unir este barrio con el resto, y principalmente con el de Les Planes, con la construcción del
puente de Marqués de Monistrol y con el
parque de la Fontsanta.
A finales de los 90 comenzó la urbanización de una zona agrícola contigua al barrio centro y próxima al
río Llobregat. Se trata de "l'Eixample", zona residencial en crecimiento que tiene como eje central la
rambla Jujol.