Mi más fraternal abrazo para la
familia por tan irreparable pérdida.
Es un sentimiento muy directo el que me embarga porque era la gran
amiga de mí madre que nos dejo un 4 de marzo de 1990, hace 21 años, con 78 años de edad y con Celia me tranquilizaba saber que su gran amiga seguía con nosotros, sintiendo a través de ella como algo de la esencia de mi madre permanecía a nuestro alrededor.
Celia pertenece a esa generación de mujeres heroínas y silenciosas que con su gesta diaria y constante
... (ver texto completo)