Luz ahora: 0,04250 €/kWh
EMOTIVO ENCUENTRO CON MANÉ
Ayer estuve por espacio de casi tres horas tomando unas cervezas con Mané en nuestro caluroso Madrid donde por estas fechas nos arrecia el termómetro hacia arriba. Ha sido otro de los placeres a saborear con calma y con intensidad. Cómo tenemos unos años de diferencia, de criucos estos se notan más y apenas nos tratábamos en Bielva, pero ha sido un placer encontrarme con él, persona muy agradable de trato, sencillo y locuaz con abundante información de Bielva y que da gusto escucharle.
Repasamos nuestros duros comienzos de Bielva, estando de acuerdo en el esfuerzo que la mayoría tuvimos que hacer para salir adelante y por descontado el esfuerzo de nuestros padres para intentar sostenernos, concluyendo que nuestra generación ha sabido dar el gran salto cualitativo para situarnos en la órbita que hoy nos movemos.
Comenta que su padre tuvo visión de futuro, para lo que entonces se practicaba en Bielva, que la preferencia era que sus hijos estudiasen lo justito de las cuatro reglas y cuanto antes que ayudaran en casa en la explotación familiar del ganado y el campo. Sin embargo su padre con gran sacrificio, optó porque sus hijos se preparasen en los estudios, lo que le permitió a Mané comenzar a trabajar en un Banco, que los que somos carrozas, damos fe que entonces era de lo más alto y cotizado que podías conseguir con venerada reputación y con un buen nivel económico, ya que era de los trabajos donde mejor te pagaban y con un horario sólo de mañana que era todo un lujo en la época. Debido a éste horario podías realizar otras tareas, lo que Mané, trabajador incansable aprovechaba para llevar la gestión administrativa de algunas empresas, hasta que le han pre-jubilado y ahora se dedica a disfrutar de la vida, junto con algunos entretenimientos profesionales.
Hablamos del esfuerzo de nuestros padres, por ejemplo su padre trabajó en la mina durante muchos años, en la mina donde están las Cuevas del Soplau y recuerda como salían de Bielva los mineros monte a través para ir a trabajar, teniendo un recorrido andando de cuatro horas cada día, dos horas para llegar a la mina y otras dos horas para regresar a casa, sólo pudieron disfrutar de autobús los últimos años de su trabajo, y después de la caminata por aquellos montes y senderos tortuosos de subidas y bajadas con el candil como único acompañante para visualizar los caminos de desigual terreno llegaban a su destino para acto seguido comenzar el duro trabajo en la mina a 600 metros de profundidad y cuando acababan su turno, vuelta andando a Bielva para seguir trabajando en la pequeña explotación ganadera familiar que la tenían como complemento para alimentar a la familia y salir hacia adelante, es decir, que aquella generación trabajaba duro desde que abrían los ojos por la mañana hasta que la fatiga se los cerraba por la noche, todo el tiempo trabajando sin tregua para el ocio y sin embargo con una solidaridad entre ellos que ha pasado a la historia, porque ahora ya no la tenemos. Ellos siempre estaban dispuestos a tender una mano a quien hiciera falta y gratis, no como ahora que todo es puro mercadeo.
Están bien éstas reflexiones sobre nuestros antecesores que nos dan perspectiva y nos ayudan a valorar lo que nos empujaron dentro de sus posibilidades para alcanzar el nivel que actualmente disfrutamos y la comodidad que gozan nuestros hijos, también es gracias al esfuerzo de todo éste histórico.
Por último, dejamos constancia del encuentro con ésta foto que nos queda cómo recuerdo, prometiendo vernos en alguna ocasión más y con más gente de Bielva.
Mané ha sido muy relajante conversar contigo, ratu, que me lo guardo para mi histórico.
Un abrazo
Ayer estuve por espacio de casi tres horas tomando unas cervezas con Mané en nuestro caluroso Madrid donde por estas fechas nos arrecia el termómetro hacia arriba. Ha sido otro de los placeres a saborear con calma y con intensidad. Cómo tenemos unos años de diferencia, de criucos estos se notan más y apenas nos tratábamos en Bielva, pero ha sido un placer encontrarme con él, persona muy agradable de trato, sencillo y locuaz con abundante información de Bielva y que da gusto escucharle.
Repasamos nuestros duros comienzos de Bielva, estando de acuerdo en el esfuerzo que la mayoría tuvimos que hacer para salir adelante y por descontado el esfuerzo de nuestros padres para intentar sostenernos, concluyendo que nuestra generación ha sabido dar el gran salto cualitativo para situarnos en la órbita que hoy nos movemos.
Comenta que su padre tuvo visión de futuro, para lo que entonces se practicaba en Bielva, que la preferencia era que sus hijos estudiasen lo justito de las cuatro reglas y cuanto antes que ayudaran en casa en la explotación familiar del ganado y el campo. Sin embargo su padre con gran sacrificio, optó porque sus hijos se preparasen en los estudios, lo que le permitió a Mané comenzar a trabajar en un Banco, que los que somos carrozas, damos fe que entonces era de lo más alto y cotizado que podías conseguir con venerada reputación y con un buen nivel económico, ya que era de los trabajos donde mejor te pagaban y con un horario sólo de mañana que era todo un lujo en la época. Debido a éste horario podías realizar otras tareas, lo que Mané, trabajador incansable aprovechaba para llevar la gestión administrativa de algunas empresas, hasta que le han pre-jubilado y ahora se dedica a disfrutar de la vida, junto con algunos entretenimientos profesionales.
Hablamos del esfuerzo de nuestros padres, por ejemplo su padre trabajó en la mina durante muchos años, en la mina donde están las Cuevas del Soplau y recuerda como salían de Bielva los mineros monte a través para ir a trabajar, teniendo un recorrido andando de cuatro horas cada día, dos horas para llegar a la mina y otras dos horas para regresar a casa, sólo pudieron disfrutar de autobús los últimos años de su trabajo, y después de la caminata por aquellos montes y senderos tortuosos de subidas y bajadas con el candil como único acompañante para visualizar los caminos de desigual terreno llegaban a su destino para acto seguido comenzar el duro trabajo en la mina a 600 metros de profundidad y cuando acababan su turno, vuelta andando a Bielva para seguir trabajando en la pequeña explotación ganadera familiar que la tenían como complemento para alimentar a la familia y salir hacia adelante, es decir, que aquella generación trabajaba duro desde que abrían los ojos por la mañana hasta que la fatiga se los cerraba por la noche, todo el tiempo trabajando sin tregua para el ocio y sin embargo con una solidaridad entre ellos que ha pasado a la historia, porque ahora ya no la tenemos. Ellos siempre estaban dispuestos a tender una mano a quien hiciera falta y gratis, no como ahora que todo es puro mercadeo.
Están bien éstas reflexiones sobre nuestros antecesores que nos dan perspectiva y nos ayudan a valorar lo que nos empujaron dentro de sus posibilidades para alcanzar el nivel que actualmente disfrutamos y la comodidad que gozan nuestros hijos, también es gracias al esfuerzo de todo éste histórico.
Por último, dejamos constancia del encuentro con ésta foto que nos queda cómo recuerdo, prometiendo vernos en alguna ocasión más y con más gente de Bielva.
Mané ha sido muy relajante conversar contigo, ratu, que me lo guardo para mi histórico.
Un abrazo
