En los prados pendientes echábamos a rodar bolas enormes, que a veces derribaban las paredes de
piedra al llegar abajo.En cierta ocasión, tras una
nevada copiosa allá por 1982, creo recordar, se hizo una cabaña de
nieve delante del
palacio con unas palas y unos zarzos de los que se empleaban para apartar las
ovejas de los corderos.
Y no olvidemos cuando nos "abasnábamos" en los riberos de La Campa del Oteru metiendo las piernas en sacos y dejándonos resbalar sobre la pendiente de nieve acuosa ;
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