Se encargó de los primeros bocetos, según detallaba la prensa de la época, «el famoso escultor señor Piquer» (o sea, José Piquer Duart, que pertenecía a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando). Al fallecer, acabaría realizando el monumento su también reputado colega Elías Martín. Pesa 4.341 kilos y el precio final fue 220.000 reales. Real arriba, real abajo.