Iglesia de San Román de Escalante.
La pequeña y humilde capilla o ermita de San Román de Escalante, sita en este pueblo no manifiesta en su humilde construcción de mampostería la riqueza interior de su labor escultórica.
Sobre su antigüedad e historia poco sabemos. Tan solo el análisis artístico de los relieves y motivos decorativos del ábside interiormente nos permiten fecharla en época ya avanzada del románico, que roza sin duda los años terminales del siglo XII y los primeros de la siguiente centuria. Siguiendo los pocos documentos medievales donde se cita el lugar de Escalante, que son los que forman parte del Cartulario de Santa María del Puerto, sabemos que a mediados del siglo XI existían tres monasterios en Escalante: los de Santa Cruz, San Gadea y San Andrés. El que en el documento donde se citan tres monasterios y no se cite a San Román, puede deberse a que este último perteneciese a Oña o a doña Sancha Jiménez y no a Santa María del Puerto.
El hecho de que ya en 1047 se hable de una advocación de San Román indica que ya por estas fechas debió de existir ermita o capilla a él dedicada.
La ermita románica de San Román de Escalante está situada junto a la carretera que saliendo de Escalante se dirige a Noja, aislada sobre un prado. Su pequeñez puede hacerla casi inadvertida.
Es de planta sencilla, verdaderamente elemental; una sola nave rectangular y un ábside semicircular unido sin separación alguna a los muros rectos del presbiterio. El muro sur -donde se abre la única puerta, casi centrada y con arco de medio punto que descarga simplemente sobre cimacios de entrelazos y billetes -es de mampostería salvo vanos y esquinales, de sillería. En la actualidad tiene alero de madera, aunque éste debe de ser consecuencia de alguna reforma que suprimió los típicos canecillos románicos.
El muro norte carece de todo vano, con aparejo, como toda la iglesia, de mampostería, salvo esquinales.
El presbiterio y ábside, son los únicos que conservan cornisa de piedra tallada, en bisel, sin decoración, que apoya sobre 16 canecillos.
Lo más destacable de la iglesia es su interior, y de éste es el ábside en donde se concentra toda la interesante decoración escultórica que da verdadero valor a la pequeña capilla de San Román. Nada de interés queda en la nave, pero al llegar al arco triunfal ya llama la atención su excelente armadura en arco de medio punto doblado, de potentes dovelas, que carga sobre cimacios de flores octopétalas.
Los capiteles son ambos figurativos: con animales que afrontan su cabeza -el izquierdo- y sobre los que vuelan pares de espirales que se entrelazan en sus bases. El derecho es muy expresivo, con la escena del descendimiento de Cristo, como centro de la cesta, ocupando los laterales de la misma un grupo de nueve cabezas superpuestas, en un caso, y una figura de pie que parece sostener acetre e hisopo en sus manos. Ambos capiteles apoyan sobre fustes con acanaladuras (verticales y toscas), que vemos muy poco en el románico montañés.
Las basas apoyan sobre alto banco con borde de baquetón, y llevan dos toros.
El presbiterio llevaba el mismo banco adosado a los muros. Su bóveda es de cañón en mampostería.
El ábside se abre con otro arco de medio punto que da paso a la bóveda de horno. Dicho arco con dovelas grandes del tipo de las del triunfal, apoya sobre capiteles.. El cimacio es también muy original, pues lleva un pájaro, una vasija muy carenada y una figura de pie que sujeta un palo o bastón.
La separación de muros y bóvedas en el presbiterio y ábside se hace por medio de una imposta decorada con cabezas de animales, bolas con caperuza, etc. Para terminar, la decoración de San Román de Escalante se acumula también en la ventana central del ábside, que lleva arquivolta de escocia.
Las basas son áticas, con el toro inferior del tipo neumático, que se une al plinto por medio de lengüeta en forma de rosquilla sogueada o de doble espiral.
Dentro de lo que el románico final nos presenta en estos últimos años del XII y primeros del XIII, la escultura de San Román de Escalante entraría en lo que consideramos "corriente popular" o mantenedora de aspectos primitivos, pero que no por ello deja de ser enormemente expresiva y llena de estilo. (1)
La portada es de medio punto, formada por siete dovelas que apoyan sobre cimacios decorados: el de la izquierda con entrelazos y el de la derecha con tres filas de tacos y pirámides de reducido tamaño, descansan sobre jambas formadas por bloques de sillares. En el ábside quedan los canecillos que sujetan la cornisa, su temática es: geométrica y figurada. (417)
• Web local (Círculo Románico)
La pequeña y humilde capilla o ermita de San Román de Escalante, sita en este pueblo no manifiesta en su humilde construcción de mampostería la riqueza interior de su labor escultórica.
Sobre su antigüedad e historia poco sabemos. Tan solo el análisis artístico de los relieves y motivos decorativos del ábside interiormente nos permiten fecharla en época ya avanzada del románico, que roza sin duda los años terminales del siglo XII y los primeros de la siguiente centuria. Siguiendo los pocos documentos medievales donde se cita el lugar de Escalante, que son los que forman parte del Cartulario de Santa María del Puerto, sabemos que a mediados del siglo XI existían tres monasterios en Escalante: los de Santa Cruz, San Gadea y San Andrés. El que en el documento donde se citan tres monasterios y no se cite a San Román, puede deberse a que este último perteneciese a Oña o a doña Sancha Jiménez y no a Santa María del Puerto.
El hecho de que ya en 1047 se hable de una advocación de San Román indica que ya por estas fechas debió de existir ermita o capilla a él dedicada.
La ermita románica de San Román de Escalante está situada junto a la carretera que saliendo de Escalante se dirige a Noja, aislada sobre un prado. Su pequeñez puede hacerla casi inadvertida.
Es de planta sencilla, verdaderamente elemental; una sola nave rectangular y un ábside semicircular unido sin separación alguna a los muros rectos del presbiterio. El muro sur -donde se abre la única puerta, casi centrada y con arco de medio punto que descarga simplemente sobre cimacios de entrelazos y billetes -es de mampostería salvo vanos y esquinales, de sillería. En la actualidad tiene alero de madera, aunque éste debe de ser consecuencia de alguna reforma que suprimió los típicos canecillos románicos.
El muro norte carece de todo vano, con aparejo, como toda la iglesia, de mampostería, salvo esquinales.
El presbiterio y ábside, son los únicos que conservan cornisa de piedra tallada, en bisel, sin decoración, que apoya sobre 16 canecillos.
Lo más destacable de la iglesia es su interior, y de éste es el ábside en donde se concentra toda la interesante decoración escultórica que da verdadero valor a la pequeña capilla de San Román. Nada de interés queda en la nave, pero al llegar al arco triunfal ya llama la atención su excelente armadura en arco de medio punto doblado, de potentes dovelas, que carga sobre cimacios de flores octopétalas.
Los capiteles son ambos figurativos: con animales que afrontan su cabeza -el izquierdo- y sobre los que vuelan pares de espirales que se entrelazan en sus bases. El derecho es muy expresivo, con la escena del descendimiento de Cristo, como centro de la cesta, ocupando los laterales de la misma un grupo de nueve cabezas superpuestas, en un caso, y una figura de pie que parece sostener acetre e hisopo en sus manos. Ambos capiteles apoyan sobre fustes con acanaladuras (verticales y toscas), que vemos muy poco en el románico montañés.
Las basas apoyan sobre alto banco con borde de baquetón, y llevan dos toros.
El presbiterio llevaba el mismo banco adosado a los muros. Su bóveda es de cañón en mampostería.
El ábside se abre con otro arco de medio punto que da paso a la bóveda de horno. Dicho arco con dovelas grandes del tipo de las del triunfal, apoya sobre capiteles.. El cimacio es también muy original, pues lleva un pájaro, una vasija muy carenada y una figura de pie que sujeta un palo o bastón.
La separación de muros y bóvedas en el presbiterio y ábside se hace por medio de una imposta decorada con cabezas de animales, bolas con caperuza, etc. Para terminar, la decoración de San Román de Escalante se acumula también en la ventana central del ábside, que lleva arquivolta de escocia.
Las basas son áticas, con el toro inferior del tipo neumático, que se une al plinto por medio de lengüeta en forma de rosquilla sogueada o de doble espiral.
Dentro de lo que el románico final nos presenta en estos últimos años del XII y primeros del XIII, la escultura de San Román de Escalante entraría en lo que consideramos "corriente popular" o mantenedora de aspectos primitivos, pero que no por ello deja de ser enormemente expresiva y llena de estilo. (1)
La portada es de medio punto, formada por siete dovelas que apoyan sobre cimacios decorados: el de la izquierda con entrelazos y el de la derecha con tres filas de tacos y pirámides de reducido tamaño, descansan sobre jambas formadas por bloques de sillares. En el ábside quedan los canecillos que sujetan la cornisa, su temática es: geométrica y figurada. (417)
• Web local (Círculo Románico)