Después de unos días paseándonos por el dique de Gamazo, volvemos al interior de
Santander para visitar una
plaza que lleva por nombre el de una agerrida población celtíbera: Numancia.
La plaza nació tras la cesión de este espacio por parte de Cornelio de Escalante, quien fue alcalde de Santander en 1842 y padre además del escritor Amós de Escalante.
Lo irónico de esta
historia, es que la antigua Numancia fue tomada por Publio Cornelio Escipión, tocayo por tanto de nuestro Cornelio. Quién sabe si el darle este nombre a la plaza fue un intento por parte de nuestro exalcalde para resarcir a su homónimo antepasado.
Parémonos un segundo para ver cómo lucía la plaza hace algo más de cien años.
Quiero que prestéis atención a las dos magníficas
cúpulas que tenía el
parque de bomberos voluntarios. Lamentablemente no podemos disfrutarlas más pues, al igual que otras muchas (véase la del
Ayuntamiento), fueron cercenadas. Tengo en proyecto documentar los
edificios que fueron «descopulados», pero os pido un poco de paciencia.