La Villa de las tres mentiras
Santillana del Mar (
Cantabria) es conocida popularmente como la Villa de las Tres Mentiras, y va siendo hora de que alguien desmienta el malentendido.
Santillana no es
santa, dicen quienes nunca han paseado por el bellísimo
claustro románico de la
Colegiata, uno de los ejemplos más destacados de este estilo en Cantabria.
La segunda mentira concluye firmemente que Santillana ni es santa, ni es llana. Puede que a un holandés le parezcan escabrosas las dos únicas pendientes que ofrece el
pueblo, pero para los cántabros acostumbrados a subir y bajar cuestas pindias a todas horas, decir que Santillana no es llana supondría atentar contra su propia orografía.
Sus dos
calles principales, Carrera y Juan Infante, avanzan en forma de diapasón hasta unirse en la
calle Cantón, que conduce directamente hasta la Colegiata. Antes, sin embargo, conviene detenerse en la
Plaza Mayor.
La tercera mentira que se cuenta sobre Santillana es que no tiene mar. Es indudable que carece de
puerto, y las olas del Cantábrico no golpean sus costados como sí lo hacen en Santander, Laredo o Castro Urdiales. Sin embargo Santillana debe buena parte de su importancia a encontrarse ubicada en un lugar muy próximo a la costa, a apenas 8 kilómetros su
playa más cercana es Santa Justa, una cala de arenas doradas que esconde una
iglesia bajo sus
acantilados y vigilada desde lo alto por lo poco que resta de
torre medieval de
San Telmo.