El catastro del Marqués de la Ensenada, de 1753, define Tresviso como villa y de señorío, siendo la mitad del término de Bernardo Sigler, vecino de Aguilar de Campóo, y, de la otra mitad, dos partes a Gonzalo Junco, de Ribadesella, y una a Antonio de Colosia, de Merodio, percibiendo alcabalas, cuarenta reales anuales, derecho de residir tres años y de nombrar alcalde. Las tierras, de secano cadañero, no producían más de dos frutos al año, recogiendo trigo escanda, maíz, habas negras y hierba y criando...