Eran tiempos de máxima pobreza, tiempos en que parecía que la juventud empezaba a manifestarse, de alguna manera estaba cansada de oir tanta calamidad y empezaba a sublevarse. Pocos eran los afortunados que habían visto una tv, pero de oidas, se sabía que una caja pequeña, hacia lo mismo que aquella pantalla gigante de nuestro cine, y ademas era mas variada, y hasta un señor muy serio vaticinaba el tiempo que tendríamos mañana, era como un "nodo" pero actualizado, ya que las noticias eran de lo mas reciente, así que el día que el párroco dijo: hay una actividad que se está poniendo de moda en toda España, y nosotros no queremos ser menos, en unos días nos mandan al pueblo una tele, para todos, se instalara en el local de la vieja escuela y le pondremos de nombre "teleclub". En un principio, creo que el que mas y el que menos estamos intrigados en ver de se trata, así que os convido a todos el proximo domingo a las 4 de la tarde, y de esta manera conocimos Bonanza, y de paso, nos fuimos americanizando poco a poco, como sin darnos cuenta. Meses despues, cuando la tele ya era novedad, aquello se hacía monótono y aburrido, y empezaron a surgir ideas... me gustaría tener aceso a una biblioteca; Me gustaria que alguien enseñara costura, dijo una madre; yo quisiera poder disponer del local como asociacion de vecinos, donde podamos exponer quejas, sugerir soluciones...; yo quisiera poder intercambiar visitas con otros pueblos; yo....
Y así una lista interminable, había que organizarse, por lo que el párroco anunció una próxima asamblea, donde se formaria una junta rectora para cada actividad, haciendo un calendario de turnos y horarios, doonde cabiese todo el pueblo. De todas esas charlas que allí salieron, de tantas reuniones de la juventud haciendo planes, de ese grupo de amas de casas que se unieron, de entre todos ellos, al cabo de los años salieron esas casas culturales que hoy llenan nuestros pueblos.
Cuando yo conocí el teleclub era un chinorris de esos que ni tenian voz ni voto, je je, pero gracias a el, vimos bonanza, los intocables, y el oso Yogui, comprobamos el sabor que tenía "la Casera", y aprendimos a compartir.
Y así una lista interminable, había que organizarse, por lo que el párroco anunció una próxima asamblea, donde se formaria una junta rectora para cada actividad, haciendo un calendario de turnos y horarios, doonde cabiese todo el pueblo. De todas esas charlas que allí salieron, de tantas reuniones de la juventud haciendo planes, de ese grupo de amas de casas que se unieron, de entre todos ellos, al cabo de los años salieron esas casas culturales que hoy llenan nuestros pueblos.
Cuando yo conocí el teleclub era un chinorris de esos que ni tenian voz ni voto, je je, pero gracias a el, vimos bonanza, los intocables, y el oso Yogui, comprobamos el sabor que tenía "la Casera", y aprendimos a compartir.