Villa Vieja: Creada de nueva planta a principios del siglo XIII. Fue organizada según el esquema de las ciudades
romanos: una serie de
calles paralelas y perpendiculares con una
plaza principal como centro, de ahí su trazado poco habitual comparada con otras villas
medievales.
La Plaza Mayor era el centro de vida social y de intercambio económico. Rodeada por
casas porticadas, conserva las
columnas con elementos góticos. De aquí parten las principales calles de la Vila Vella, entre ellos la
calle Mayor donde se encuentra la que veraneaba el poeta Joan Margall.
Alrededor de toda la Villa Vieja encontramos la
muralla que protegía a la población de los ataques. Constaba de 24
torres y 6 portales de acceso. Actualmente se pueden observar algunos restos de la antigua muralla.
Puente viejo: Las bases de este puente datan del 1138, cuando se terminó la construcción del puente
románico que daba entrada a la villa. Dañado por el terremoto del 1428, fue reedificado en estilo
gótico, con una arcada muy esbelta que lo convierte en el puente gótico de más luz de la península. Al final de la Guerra Civil fue dinamitado y en 1976 se reconstruyó fielmente, con la
bóveda gótica y las pequeñas arcadas del puente románico.
Iglesia de Sant Pol: Después del puente continuaba el
camino que se adentraba en el
valle, ya su lado apareció el primer núcleo urbano y esta iglesia, a la sazón
parroquia de los lugareños. Dedicada a
San Juan y San Pablo, representados flanqueando el
Cristo en Majestad en el tímpano esculpido de sobre la
puerta, data del siglo XII. Su actual estado la convierte en un original conjunto pedagógico, ya que permite entender el proceso de construcción de las
iglesias de la época. Desde 1997 acoge el
monumento a la Sardana, obra del
escultor hijo de Sant Joan Francesc Fajula. La iglesia se encuentra junto a la Plaza. Anselm Clavé, urbanizada hacia 1920 por Jeroni Martorell, con la expansión de la villa. La
fuente que ornamenta la plaza es obra de José
Campos y está coronada por una
estatua que representa el Conde Arnau.
Monasterio: Fue fundado en el siglo IX por Wifredo el Velloso y la primera abadesa fue Sor Emma, su hija. La comunidad femenina fue expulsada en el siglo XI por razones poco claras (con este hecho se relaciona la leyenda del conde Arnau) y se instaló una comunidad masculina que continuó la labor iniciada por las abadesas.
La actual construcción data del siglo XII. La disposición de los
ábsides responde a una influencia occitana.
Guarda en su interior un magnífico grupo escultórico del siglo XIII conocido como Santísimo Misterio, obra de transición entre el románico y el gótico que representa el descendimiento de la
cruz. También se encuentran
retablos góticos dedicados a San Agustín y
Santa María la Blanca y el sepulcro del Beato Miró, también de estilo gótico. Las tres piezas son un ejemplo de la producción del importante taller de
escultura que acogió la villa en el siglo XIV. El
claustro gótico, con las arcadas románicas que comunicaban con la sala capitular en una de las paredes, y la
capilla barroca de los Dolores, con una preciosa talla contemporánea de la Piedad, del escultor Viladomat, completan el conjunto.