Tenía claro que “restaurar algo de esa importancia sería un privilegio, un proyecto bonito, largo e interesante, y en definitiva, un trabajo muy goloso para cualquier equipo de restauración”. Por ello, se animó a presentar una propuesta que, “aunque costó mucho que saliera adelante, ahora se ha hecho realidad y la estoy llevando a efecto con toda la ilusión del mundo”, asegura. Un trabajo que comenzó en octubre de 2020 y va a tener una duración aproximada de año y medio, ya que está previsto que termine en marzo del 2022. Cinco restauradores, entre los que se encuentra el propio Pablo Nieto, un historiador que habitualmente trabaja para el estudio, y dos historiadores externos que están colaborando con el proyecto, forman el equipo titular que está llevando a cabo la restauración de este impresionante
retablo.