Una intervención enmarcada en el trabajo de colaboración establecido entre la Junta de Comunidades de
Castilla la Mancha, el
Ayuntamiento alcaraceño y la Diócesis de
Albacete para la recuperación del patrimonio. El restaurador pone de relieve que “al ser un
retablo de dimensiones tan grandes, el proyecto era muy ambicioso y costaba mucho ponerlo en marcha a nivel económico. Finalmente se ha podido lograr a través de las ayudas de organismos públicos, de la propia
parroquia y de la gente de
Alcaraz, que se ha volcado para que la restauración salga adelante”.