La ciudad de
Almansa tiene unos orígenes muy antiguos, ya en tiempo de la dominación musulmana era una localidad relevante.
En época de Fernando III es muy probable que la localidad se entregase al príncipe don Alfonso (1241). Toda esta zona entró a formar parte más tarde del señorío del infante don Manuel y posteriormente de su hijo don Juan Manuel (Marquesado de Villena).
Almansa fue incorporada a la Corona de Castilla por los Reyes Católicos en el año 1476, y concretamente dentro del Reino de
Murcia.
Durante el conflicto internacional de la Guerra de Sucesión Española se libró una importante batalla en estas tierras el 25 de abril de 1707, la Batalla de Almansa, importante para el asentamiento de Felipe V en el trono de
España. (Ver otros datos, Xàtiva, Alcoi, Denia.).
Fue en el año 1778 y por merced de Carlos III cuando esta antigua villa pasó a ser Ciudad.
Desde mediados del siglo XIX se introdujo la industria del calzado en la ciudad, gracias a la
familia "Coloma". Hoy en día, los zapatos de caballero son exportados a todo el mundo.
En 1833 se creó la provincia de
Albacete, incluyendo en ella a Almansa. Esa provincia formó parte de la región histórica de Murcia, hasta la creación de la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha, en 1982.
HISTORIA. Muy extraño fue, en la juiciosa crítica del cronista Florián de Ocampo, traer a Almansa, en los Bastitanos, la ant. Salmántica, o Helmándica de los Vettones. Han aparecido en esta c. algunos vestigios de pobl.
romanas; mas nada entre ellos indica una c. conocida: con varias noticias se ha engalanado su origen y su historia; pero nada consta de ella hasta que empezó a vacilar bajo el poder agareno, dividida la conquista de sus dominios, entre los reyes de
Aragón y Castilla, o más bien hasta que vino a los de este. En 1248, a consecuencia de la concordia que celebraron entre si el rey D. Jayme y el Infante D. Alonso, fue declarada límite de los ant. reinos de
Valencia y Murcia, quedando incluida en el último. Perteneció a los caballeros templarios, y se incorporó con la Corona, en 1310, en virtud del decreto del Pontífice que extinguió esta orden. Desde Almansa el Infante D. Juan Manuel hacía, en 1328, sus correrías contra el rey de Castilla, confederado con los de Aragón y de
Granada, en desagravio del desaire que creía recibido en su hija Doña Constanza, habiendo sido repudiada y casado D. Alonso con Doña Maria de
Portugal: hasta esta pobl. llegaron también luego talando D. Jayme y D. Pedro de Egérica, que entraron en sus tierras desde Valencia. Sola Almansa quedó, con la cap. del estado de Villena, por el marqués, cuando D. Enrique III se apoderó de él en 1398: estaba bien pertrechada y guarnecida de soldados aragoneses. Se declaró por los Reyes Católicos en las turbulencias con que se empezó su
feliz reinado, y fue premiada con el privilegio de no poderse enajenar de la Corona: el Marqués alegó la pérdida de esta
plaza por pretexto, para no someterse a las condiciones de la concordia celebrada a consecuencia de la batalla de
Toro, diciendo haberle sido tomada por la Reina, contra lo tratado. Fue prometida por D. Fernando, a pesar de su privilegio, al marqués de Villena, entre las muchas promesas que desde Nápoles hizo a la grandeza, para traerla a su part., sabida la muerte del niño rey Felipe; mas no se verifico su entrega, dando en cambio y recompensa D. Fernando, en 1508, lo que valía de renta y otra pobl. en el reino de Granada. D. Felipe IV, en 1640, la señaló plaza de armas, para contener los conatos de rebelión que en el reino de Valencia excitara el ejemplo de
Cataluña, y la dio los títulos de muy noble y leal que hoy disfruta. Cuando más se distinguió esta pobl. fue a favor de Felipe V; pues, sin embargo de lo mucho que padecieron sus hab., permaneció fiel a su juramento; se fortificó a sus expensas, y formó un cuerpo de 300 hombres, para hostilizar a los partidarios del archiduque, quedando guarnición suficiente en ella, a cuyo fin habían tomado las armas todos los que eran capaces de manejarlas. Fue la única pobl. que por aquellas fronteras no reconociese otro dueño. En abril del año de 1707 encontráronse en sus llanos los ejércitos de ambas
casas, francesa y austríaca: mandaba el primero el mariscal duque de Berwik, y el segundo el marqués de las
Minas: reconocido el
campo por ambos generales, y puestas sus fuerzas en orden de batalla, dióse la
señal del combate el día 25 a las tres de la tarde: el campo quedó cubierto de cadáveres del partido del archiduque siendo este vencido, con pérdida de más de 13,000 hombres, 6,000 de ellos muertos y los demás prisioneros, entre los que se contaban 5 tenientes generales, y brigadieres: el marqués de las Minas se hirió al despeñarse huyendo. El vencedor recogió 112
banderas, todo el bagaje y artillería; mas también sufrió en sus filas la baja de 5,000 hombres, 3,000 muertos, los demás heridos, entre los que habia algunos franceses, siendo en su mayor parte españoles. En esta acción se distinguieron particularmente el caballero Asfeld, D. Miguel Pons, el conde de Pinto, el duque de Popoli y otros. D. Felipe V mandó erigir un obelisco en el sitio de esta victoria, con un
león en el pedestal y varias inscripciones, para eternizar tan memorable día y sitio, y Almansa, de la que tomó el nombre la batalla, por los interesantes servicios que prestó, obtuvo el título de fidelísima sobre los de muy noble y muy leal que gozaba: también se la concedió 15 dias de
feria franca y muy hermosos
blasones en su
escudo de armas, todo por Real cédula de 10 de setiembre del mismo año, colmando asi los privilegios de que ya disfrutaba por los reyes de Castilla D. Alonso X, D. Juan II y D. Enrique IV: tenia por gracia de estos monarcas los privilegios de
Alicante,
Córdoba y
Cuenca, y eran francos sus vec. en todos los estados castellanos: el primero la señaló además por Real cédula dada en
Sevilla a 13 de febrero de 1303, muchas aldeas, que después fueron villas. Felipe V la confirmó en el goce de todos estos privilegios, en
Madrid a 2 de mayo de 1704. Era su gobierno político, en aquella época, de un ale. m., sujeto al corregidor de Villena, y 20 regidores con mitad de oficios, entre los cuales el alférez mayor y el castellano del cast. tenían voto y asiento como tales. Su escudo de armas está partido de alto á bajo: al lado der., en campo azul, conserva las ant., que son un
castillo de oro sobre un peñasco y dos brazos atados con espada en mano cada uno: al lado izq., en campo rojo, tiene una
columna de plata, y sobre ella un león de oro coronado con espada en mano.
* Diccionario Geográfico – Estadístico - Histórico de España. Pascual Madoz, 1848.