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Reflexión

La fe y la razón

Fe y Razón son dos caminos paralelos que por mucho que se prolongue nunca llegarán a contradecirse, y si alguna vez lo han hecho ha sido por culpa de los hombres que las han puesto a la greña queriendo invadir el campo de una en contra de la otra para este filósofo de la tierra ve y dice que son dos viajeras que se ayudan mutuamente.

La sana razón ve bien hasta que le acompaña su luz, pero llega el momento que se para porque su luz se apaga y hay esta la fe que ... (ver texto completo)
Reflexión

Filosofía y Religión

Me acuerdo de que cuando fui al colegio y de esto hace ya mucho tiempo, pero que mucho tiempo llevaba un catecismo del tercer grado y era del Ripalda Graduado, donde venían las tres virtudes teologales como son: Fe, Esperanza y Caridad, y veo que al pasar el tiempo no se me han olvidado, porque las fije bien en mi memoria tierna de aquellas fechas.

Luego de mayor me dio por coleccionar las obras de San Agustín del ABAC y me enfrasque en ellas y me quede con ... (ver texto completo)
LA ESPIGADORA

Dejare caer la espiga
Que la coja mi morena
Y quiero que ella siga
Cerca de mi cariñena.

La miro y la remiro
Y guapa la encuentro
Por su amor suspiro
En alegría muy dentro.

Su talle y su figura
Y esos ojos negros
Que mi alma satura
De besos logrados.

Juntar quiere granos
De espigas del rastrojo
Cogidas con sus manos
y satisfacer mi antojo.

Aventaremos las penas
Recogiendo las caricias
De las noches serenas
Colmadas de ambrosías. ... (ver texto completo)
Tu que todo lo hilvanas
con tu dedal y aguja
haces honor a la bruja
que duerme en sábanas
y que abre las ventanas
tiene el colchón de lana
la AL POZO RAMOS *

A la orilla la vereda
juntito del camino ... (ver texto completo)
EL TIEMPO

Compañero mío inexorable
Desde mi tierna infancia
A veces callado otras amable
Con clase y con arrogancia.

Que luchando en combate
Y en el fragor de la batalla
Voy sufriendo el desgaste
Del que otorga y el que calla.

Y en el patio del teatro
Al representar la escena
Con pudor en este antro
Por unas lentejas de cena.

Voy donde nunca quiero
Porque tú me vas llevando
Y contigo soy un viajero
Que la vida me vas restando.

Quien fue el que te creo
Que desde siempre existe
Y al principio te dio careo
Y el tiempo a el no resiste. ... (ver texto completo)
A Don Ángel Sevilla Panadero***

“ Un Sacerdote de Dios”

Nacido en Belmonte de Cuenca

La alegría a flor de piel
y su gracejo a lo natural
así conocí a Don Ángel
con su gracia sobrenatural. ... (ver texto completo)
Reflexión

Diálogos

He querido titular este mi escrito como diálogos y lo hubiese podido también titular como psicología, porque de ella vamos a tratar, se nos dice que una cosa es lo que somos, y otra cosa muy diferente como nos ven los demás.

A este respecto tengo que añadir que un día hablando con mi padre y sin venir a cuento me dijo, tu no eres más listo que tus hermanos, lo que pasa es que debido a tu carácter que no cedes nunca a veces descubres alguna cosa por ti mismo y esto te lleva a tener una visión propia de las cosas.

En cierto modo aquí me dijo algo que no le pude desmentir y es que he sido un poco terco en el buen sentido me ha gustado enfrentarme algunos problemas que otros no quisieron enfrentarse, porque no les gusto exponerse al fracaso, cosa que yo aquí no tuve complejos y aposté el noventa y nueve por ciento y resulta que acerté porque la verdad estaba en este uno por ciento.

He tenido siempre don de superación y he estado dispuesto al sacrificio para conseguir lo que deseaba y muchas veces he tenido que perder girones de mi camisa, pero nunca he sentido desmayo me ha gustado luchar y no ceder y esto tiene un alto precio, porque te expones al fracaso, pero tengo que decir que siempre he sido un hombre de fe.

Ahora al pasar los años me viene el recuerdo de las palabras de mi padre, y tengo que darle la razón, pero cada uno salimos del mismo vientre pero como dice el refrán no del mismo temple y abriéndonos caminos, yo tengo que decir que en mi casa nunca goce de ser una persona apañada pero también oír decir a los que estuve trabajando con ellos que era una persona que estaba en todo.

Nunca me tire flores ni deje que me las tirasen porque nunca me gusto las alabanzas ya que he sido algo presumido, pero me acuerdo de un jefe que venía de una reunión y cuando llegó al despacho dirigiéndose a mi me dijo “ Es verdad lo que me han dicho, pues no se lo que le habrán dicho le conteste, entonces él me dijo, que coges las cosas a la primera, entonces yo le respondí no se estará cachondeando y el me respondió ¿? Yo cuando hablo del trabajo no me estoy cachondeando de nadie, esto le sentó muy mal a mi jefe, pero yo no me deje coger, porque se que el pavo suele subirse con las alabanza y más cuando estas se hacen el público.

03-09-24 ... (ver texto completo)
BEATOS BARTOLOMÉ GUTIERREZ Y COMPAÑEROS RELIGIOSOS MÁRTIRES.

205 Mártires del Japón, 1617 - 1632

3 de Septiembre.

En 1867, el mismo año en que se reanudó la persecución en Urakami, aunque no llegó al derramamiento de sangre, el Papa Pío IX beatificó a 205 mártires del Japón, de entre los cuales el Martirologio Franciscano cuenta con dieciocho miembros de la primera orden y veintidós terciarios.

El "shogun" Ieyasu Tokugawa decretó que el cristianismo tenía que ser abolido. La persecución se inició en 1614, y los beatos franciscanos sufrieron el martirio entre los años 1617 y 1632. La persecución aumentó gradualmente en intensidad hasta 1622, cuando tuvo lugar la "gran matanza", en la cual fue una de las principales víctimas el beato Apolinar Franco. Era castellano, natural de Aguilar del Campo, y tras de recibir su doctorado en Salamanca, se hizo fraile menor de la observancia. En 1600, fue enviado a la misión de Filipinas y de ahí al Japón. Al empezar la persecución, fue nombrado comisionado general a cargo de la misión. Cuando se hallaba en Nagasaki, en 1617, oyó decir que no había quedado ni un solo sacerdote en la provincia de Omura, donde había numerosos cristianos, de manera que sin disfrazarse y sin tomar precaución alguna, se fue a ejercer entre ellos su ministerio. En seguida, fue arrojado en una inmunda prisión, donde permaneció cinco años. El padre Apolinar no cesó de dar consuelo a su grey por medio de mensajes y cartas, y administraba los sacramentos a los que lograban entrar en la cárcel. Varios otros cristianos estaban presos con él, y uno de sus hermanos en religión, el beato Ricardo De Santa Ana, escribió lo siguiente al padre guardián de su convento en Nivelles: «hace casi un año que estoy en esta miserable prisión donde me acompañan nueve religiosos de mi orden, ocho dominicos y seis jesuitas. Los restantes son cristianos japoneses que nos han ayudado mucho en nuestro ministerio. Algunos han estado aquí desde hace cinco años. No comemos otra cosa que un poco de arroz y sólo bebemos agua. El camino al martirio ha sido abierto para nosotros por más de trescientos mártires, todos japoneses, a quienes se infligió toda clase de torturas. Todos nosotros, los sobrevivientes, estamos destinados a morir. Nosotros los religiosos y aquéllos que nos han ayudado, estamos destinados a ser quemados en fuego lento; los otros serán decapitados... Si todavía vive mi madre, ruego a su reverencia que tenga a bien decirle que Dios me ha mostrado Su Misericordia al permitirme que sufra y muera por Él. Ya no me queda tiempo para escribirle a mi madre».

A principios de septiembre de 1622, veinte de los prisioneros fueron llevados a Nagasaki. El día 12, el Beato Apolinar y los otros siete que se quedaron con él en Omura, murieron quemados vivos, incluso los beatos Francisco De San Buenaventura y Pablo De Santa Clara, a quienes el padre Apolinar impuso el hábito franciscano mientras se hallaba en prisión. Dos días antes, los que habían sido llevados a Nagasaki sufrieron allí la misma suerte. Entre los franciscanos figuraba el beato Ricardo, a quien ya mencionamos, y la beata Lucía De Freitas. Esta era una japonesa noble, viuda de un mercader portugués. Lucía se hizo terciaria franciscana y, durante el resto de su vida, se dedicó a la causa de los pobres y al socorro de los cristianos perseguidos. Se le infligió la espantosa muerte en la hoguera, cuando tenía más de ochenta años de edad. Había sido capturada porque en su casa vivía escondido fray Ricardo de Santa Ana. Entre los confesores que fueron llevados de la prisión de Omura a Nagasaki, como ya se dijo anteriormente, se hallaban el beato Carlos Spinola y el beato Sebastián Kimura de la Compañía de Jesús. El Beato Carlos, natural de Italia, tras un fracasado intento de llegar al Japón, desembarcó, por fin, en sus costas a fines del siglo diecisiete y durante dieciocho años trabajó ahí como misionero. Por aquel entonces, los jesuitas (y también los lazaritas) del Lejano Oriente, hicieron un estudio especial y prácticas intensas de astronomía que les valieron la admiración y el favor de las autoridades de China y de Japón. El Beato Carlos era un hábil matemático y astrónomo y, en 1612, escribió un tratado técnico sobre el eclipse lunar que se vio en Nagasaki. Seis años después, fue detenido y, en la prisión donde fue encerrado, en Omura, se encontraba ya el Beato Sebastián Kimura, uno de los primeros japoneses que fueran ordenados sacerdotes, descendiente de un convertido que había sido bautizado por san Francisco Javier. El 10 de septiembre de 1622, los dos jesuitas y varios compañeros fueron conducidos al sitio de la ejecución, sobre una colina, en las afueras de Nagasaki, pero tuvieron que esperar ahí más de una hora hasta que llegaron otros confesores condenados a morir, desde la propia Nagasaki. Fue un momento conmovedor aquel en que, frente a numerosos cristianos y paganos que se habían reunido en torno a la colina, los dos grupos elegidos se encontraron y se saludaron con mucha reverencia y gravedad. Entre los que habían llegado al último se encontraba la beata Isabel Fernández, una viuda española condenada por haber dado hospedaje al padre Carlos, quien le había bautizado a un hijo. « ¿Dónde está mi pequeño Ignacio?», preguntó el sacerdote al verla. «Aquí lo tiene, padre», replicó Isabel al tiempo que sacaba de entre las gente a un chiquillo como de cuatro años. «Lo traje conmigo -agregó- para que muera por Cristo antes de que crezca más y lo ofenda». El niño se arrodilló para que el padre Spinola lo bendijera. Miró cómo le cortaban la cabeza a su madre y, luego, se desabotonó el cuello de la camisa y se ofreció a la espada del verdugo. A los sacerdotes y algunos de los otros cristianos se les reservaba una muerte más terrible. Fueron atados a sendos postes, en torno a los cuales, como a un metro y veinticinco centímetros de distancia, se encedía una hoguera. Cuando las llamas amenazaban con quemar rápidamente a las víctimas, los verdugos arrojaban agua sobre la leña para disminuir la fuerza del fuego. Algunos murieron en una hora o poco más, sofocados por el humo y el calor; entre éstos se encontraban el padre Carlos y el padre Sebastián. A otros, se les prolongó la espantosa agonía hasta bien entrada la noche y aun hasta el siguiente amanecer. Dos jóvenes japoneses flaquearon y pidieron misericordia: no pedían la vida a cambio de renegar de su fe, sino solamente una muerte más rápida y menos cruel. Aun eso les fue negado, y los dos japoneses murieron como los demás. Tal vez en aquella ocasión, la escena del martirio fue más dramática e impresionante que en otras muchas durante la persecución.

Entre los condenados figuraban muchos japoneses: el beato Clemente Vom y su hijo, el beato Antonio; el beato Domingo Xamada y su esposa, la beata Clara; el catequista, beato León Satzuma; cinco mujeres que llevaban todas el nombre de María y se apellidaban, respectivamente: Tanaura, Tanaca, Tocuan, Xum y Sanga, las últimas cuatro murieron junto con sus esposos; los niños, beatos Pedro Nangaxi, Pedro Sanga y Miguel Amiki, éste último, de cinco años de edad, murió junto con su padre el anciano beato Tomás Xiquiro y un coreano, el beato Antonio, con su esposa y un hijo pequeño. Todos estos fueron decapitados. Cinco días después, en la localidad de Firando, pereció en la hoguera el beato Camilo Costanzo, un jesuita italiano, natural de Calabria. Durante nueve años, había sido misionero en el Japón, hasta que fue desterrado, en 1611. En Macao escribió varios tratados en japonés para defender al cristianismo de los ataques de los paganos. En 1621, regresó clandestinamente, con el disfraz de un soldado. Al año siguiente se le capturó. La Compañía de Jesús celebra su fiesta el 25 de septiembre para unirla a la del beato Agustín Ota y el beato Gaspar Cotenda, catequistas japoneses, un niño de doce años, el beato Francisco Taquea y otro de siete, el beato Pedro Kikiemon; a todos éstos los mataron los propios japoneses por simple odio a la fe cristiana, con dos o tres días de diferencia. Otro distinguido jesuita, el beato Pablo Navarro, fue quemado en vida en Shimabara, el l de noviembre del mismo año. Era italiano y estuvo largo tiempo en la India antes de misionar en el Japón. Llegó a dominar el idioma a la perfección, ejerció su ministerio con celo extraordinario en Nagasaki y otras partes y, durante veinte años, fue rector de la casa de los jesuitas en Amanguchi. Las cartas llenas de nobles y elevados conceptos que escribió el padre Navarro en vísperas de su martirio, fueron impresas en el segundo volumen de la «Histoire de la Religion Chrétienne au Japon» (1869), de L. Pagés. Así se consumó la «gran matanza» de 1622.

Richard Cocks, miembro de la tripulación de un barco inglés que por entonces se hallaba en el Japón, dio testimonio de haber visto unas cincuenta y cinco personas martirizadas al mismo tiempo en Miako. «Entre aquellas gentes había niños pequeños, de cinco o seis años, a los que quemaban en los brazos de sus madres y que gritaban con ellas: ` ¡Jesús, recibe nuestras almas!' Muchos otros, sigue diciendo el marino inglés en su testimonio, se hallan en prisión, donde esperan la muerte a cada instante, porque son muy pocos los que reniegan de su fe para salvarse». ... (ver texto completo)
Al pintor del sol naciente por pintar mi casa

“Ubicado este cuadro en el ayuntamiento

de Belmonte (Cuenca)

La casa de mi pueblo natal
por la piqueta fue demolida
y quedo mi alma algo dolida
en mi memoria recuerdo vital. ... (ver texto completo)
Reflexión

Hoy día dos de septiembre lo voy a dedicar a darme un paseo por la villa de Belmonte que es pueblo que me vio nacer.

Y voy a salir desde la casa en la que vine al mundo aunque ya no quede nada de ella que estaba en la calle San Francisco de Borja nº12, (y haciendo un poco de historia Don Francisco de Borja fue duque de Gandía y gran amigo del emperador Carlo V de Austria rey de las España y luego ingresaría en la orden de los jesuitas y fue el tercer general de la orden) aunque la ... (ver texto completo)
MUJER

Tantas veces ultrajada
y buscada como trofeo
para servir de pernada
al poder y a su corifeo.

Que abriste tu entraña
dando cavidad al amor,
con trabajo y con maña ... (ver texto completo)
Esto es una biografía que muchas personas de Belmonte quieren saber

Biografía de don Joaquín Poveda Sánchez (Capellán del convento de las monjas de clausura de la villa de Belmonte de Cuenca)

Don Joaquim Pobeda Sánchez natural de Belmonte de Cuenca (1879-1953 era de mediana estatura más bien baja que alta, pero bien compuesta su figura color trigueño cara y manos, no nos dejo ningún escrito, si el ejemplo de una vida mística y de oración consagrada a todos aquellos que tuvimos la gran suerte ... (ver texto completo)
Cuarteta

Una canción sin su letra
Es como un beso sin deseo,
Y el huevo sin su clara
A la muerte sin su reo.

Trovo

No me digas que me amas
Ni juegues con tu treta
Saltar pueden las alarmas
Y hacer de la retreta
UNA CANCIÓN SIN SU LETRA.

El que gusta del aseo
Y se limpia los zapatos
Se expone al siseo
Y oye solo relatos
ES COMO UN BESO SI DESEO.

Hacer quiero un confite
Y sentir a mi jilguera
Verla comer el alpiste
Dando vino a mi vaquera
Y EL HUEVO SIN SU CLARA.

Voy saliendo con apuros
Y no preciso baleo
Respetando a los burros
Y dejando el jaleo
A LA MUERTE SIN SU REO. ... (ver texto completo)
Sobre las ALABANZAS.´-

Vamos a tocar otro tema, que he tenido que saborear alguna vez, que otra, en los trabajos, y esto puede producir ciertos mareos.

Emprimar lugar os diré que palabras jocosas con mis jefes ninguna, por aquello que dicen por nuestra tierra que riñen los arrieros y pagan luego los burros. De esto también me ha librado la lectura, sobre todo las confesiones del santo obispo de Hipona como fue San Agustín.

El Santo que llegó a conocerse sabia como era la carne mortal del ... (ver texto completo)
Comentario

Sentido común

Todas las personas tenemos este sentido más ó menos desarrollado, y por decirlo de alguna forma, es la oficina donde se procesa toda la información que el hombre recibe por los cinco sentidos exteriores como son (Ver, oir, oler, gustar, y toca).

Una vez procesada la información el sentido común la pasa a nuestro hombre interior (Razón). Y esta es la encargada de poner nombre a la información que está recibiendo del sentido común.

También toda esta información ... (ver texto completo)