Principios de los años 60 del siglo XX, el
joven Antonio (el Cholo), a lomos de su mula, se traslada al
campo a trabajar la tierra. La caballería va uncida con aguaderas de plástico, de 4 senos; quizá vaya a la
huerta. La montura sobre la mula es muy singular y curiosa: él mirando atrás, al
pueblo del que se aleja, la caballería, a paso lento, sigue el
camino, pues ya sabe su objetivo.