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CAUDETE: En un extremo de los campos de la Mancha donde la vista...

En un extremo de los campos de la Mancha donde la vista solo deja ver a lo lejos el horizonte se levanta la Venta del Gitano, posada sobria de color amarillosa fundada por el siglo XVII, con tres pisos de alto más el techo de dos aguas con una bohardilla en cada lado, anchos muros de piedra de casi un metro de grosor la mantienen erguida como una fortaleza, el espacio total de la venta forma un rectángulo de cincuenta metros de frente por sesenta metros de lado.
Por la puerta principal de cuatro metros de alto y lo suficientemente ancha para dejar pasar a las caballerizas arrastrando los carros que vienen de paso entre un pueblo y otro llenos de los productos más diferentes, al cruzar por el centro de la casa entran las carretas hasta el fondo del patio donde los mozos las ordenan contra el muro posterior, es en ese lugar donde se desenganchan los caballos y los llevan a uno de los treinta puestos que hay para ellos en las caballerizas.
La Venta del Gitano es un negocio redondo ya que tiene una cocina esplendida abierta las veinticuatro horas, atendida por Catalina Mora Rivert famosa por sus cocidos, gazpachos de conejo, gachas y migas que son las delicias de los arrieros que traen hambre y quieran comer algo fuerte y caliente, a los caballos al llegar se les baña cepilla y se ponen en sus puestos con los pesebres llenos de forraje, en la venta todo tiene un precio establecido, para los que puedan pagar en las noches hay habitaciones con mullidas camas de sábanas blancas, los que no tienen dinero duermen en el hotel de la cuerda, una gran sala redonda que está a la izquierda de la entrada principal, con un banco de piedra que rodea toda la sala donde se sientan los arrieros, en el centro de la habitación una losa de piedra marca el lugar donde se encienden hogueras para mitigar en los inviernos el frio de la noche, esta sala tiene el techo en forma de embudo invertido con un agujero en el centro por donde sale el humo, los arrieros a esta habitación la llaman el hotel de la cuerda, pues en las paredes todo al rededor hay unas anillas de hierro donde se atan unas tensas cuerdas muy cerca del banco donde los hombres apoyan sobre la soga los brazos recostando la cabeza sobre ellos y así poder dormir un rato. Siempre hay algún gracioso que en la madrugada suelta la cuerda y caen los hombres al piso formando gran revuelo.
Había pasado tres cuartas partes del siglo XIX cuando Catalina Mora Rivert después de un amorío de 5 años decidió poner fecha para casarse con Manuel Serrano Santos.
Una mañana temprano fueron a la iglesia de santa Catalina en Caudete para poner fecha y fijar carteles, los cuales se ponían en la puerta de la iglesia anunciando a todo el pueblo el próximo matrimonio, Santa Catalina era una señorial iglesia del siglo XIV fundada sobre las ruinas de la mezquita mayor de la villa, un mes después de fijar los carteles Catalina y Manuel con sus mejores galas llegaron a la iglesia donde se efectuó la boda en un carro tirado por una jaca adornada con cascabeles y flores silvestres, al regresar a la Venta del Gitano los arrieros que habían en ese momento sacaron guitarras y entonaron coplas, mientras entre canto y canto con vino del año y un lechón al horno iban acompañando el baile de la novia la cual tomo las puntas del delantal mientras bailaba entre los arrieros e invitados, como era costumbre a su paso estos les echaban algunas monedas en el delantal, con lo que se recogió al final de la fiesta Catalina y Manuel pudieron comprarse una cama nueva y un armario.

De ese matrimonio nacieron 12 hijos uno de ellos fue mi abuelo Francisco Serrano Mora nacido en el 1889.
Como las cosechas, cada año nacía un niño, Manuel les abría el cuarto donde dormían y con una gran sonrisa daba la noticia
- Tenéis un hermanico nuevo hoy tomareis un tazón de chocolate y pan.
A lo que todos saltaban sobre las camas de gozo gritando a coro.
- Un hermanico un hermanico hoy a comer pan con chocolate caliente.
Con el tiempo los gritos fueron a menos pues se daban cuenta que con cada hermanico que nacía había menos chocolate y pan para repartir.
Eran épocas de hambre y mucha necesidad pues la manutención de un nido con 12 bocas era difícil sobretodo en tierras de secano que solo si llovía había cosecha y pan en la mesa pero cuando las nubes pasaban de largo el trigo no germinaría y el pan mermaría.
Ya que la cocina en la Venta no podía pararse ni media hora tampoco el lavar la ropa y tener impecables las habitaciones que se alquilaban, Catalina pensó que había que hacer algo para amamantar a los niños que iban naciendo, entonces Santiago el hijo primogénito y pastor de los buenos crio una cabra a la cual llamaron Estrella.
Estrella siempre estaba alrededor de la casa pastando o rumiando echada a la sombra de un olivo, con paciencia Santiago la enseño a amamantar a los niños que iban naciendo, al amanecer Catalina dejaba al bebe recién nacido sobre la cama tomando cuidado de que la puerta de la habitación siempre quedara abierta pues cuando el niño sentía hambre y empezaba a llorar Estrella salía corriendo de donde estuviese, se montaba sobre la cama y le ponía el pezón en la boca del infante para que saciara el hambre, una vez terminado el amamantar Estrella se bajaba de la cama y salía airosa a seguir pastando, de esta manera Estrella paso a ser parte de la familia ya que fue la nodriza y madre de leche de gran parte de los hijos de Catalina y Manuel.
La familia vivía en el tercer piso de la venta, una noche en el cuarto donde dormían los hijos ya grandes una vela encendida cayó sobre una cama encendiendo las sabanas, rápidamente el humo y las llamas llenaron la habitación los niños corrieron escaleras abajo gritando.
- Fuego, fuego salgan todos.
Mientras las llamas crecían bloqueando la puerta de la habitación de Catalina y Manuel, Francisco por ser bebe todavía dormía en el cuarto con ellos, Manuel al ver que no podían salir y el humo inundaba el cuarto envolvió al bebe con el colchón lo ato con unas correas y lo lanzo por la ventana, abajo lo atajaron cuatro arrieros que ante los gritos de fuego todos habían salido a ver qué pasaba, por suerte los hombres haciendo cadena con cubos llenos de agua lograron apagar el fuego del cuarto de los niños y de la puerta de Catalina y Manuel, por suerte el mal no llego a mayores. Este fue el primer vuelo de Francisco.