La
historia de la comarca hellinera es muy rica y variada, dada la importancia posición geográfica que siempre ha tenido, sirviendo como territorio de paso y asentamientos de diversas culturas y
pueblos (paleolítica, bronce, ibérica,
romana visigoda, árabe...)
Por este motivo los yacimientos arqueológicos son muy abundantes, destacando las pinturas rupestres de post-paleolíticas del abrigo grande en
Minateda, el poblado ibero-
romano del municipal de
Tobarra y El Tesorico de
Agramón, las dos necrópolis ibéricas donde se han encontrado importantes restos (
cerámica y ajuares)
Como restos
romanos a destacar no se pueden olvidar las muñecas articuladas de
Ontur, el
mosaico de las
estaciones y los meses de la villa romana de
Hellín que se encuentra en el
museo arqueológico nacional y un sarcófago paleocristiano de época teodosiana conservado en la Academia de Historia de
Madrid.
Los pueblos que forman la comarca, aunque con un probable origen romano, alcanzan su configuración urbana con la llegada de la civilización árabe, dando lugar a núcleos fortificados de estructura laberíntica de los que es ejemplo representativo el Casco Histórico de Hellín.
El actual emplazamiento de Hellín se lo dieron los árabes hacia el año 753 de nuestra era, aunque se han encontrado restos prehistóricos, cartagineses, íberos y romanos en El Tolmo.
Desde la invasión por los árabes, Hellín quedó encuadrada en la Kora de Tudmir, que posteriormente sería la Taifa de
Murcia. Con la conquista castellana, quedó en los límites del Reino de Murcia, al igual que todos los municipios colindantes que pertenecen a la
cuenca del Segura.
Durante el siglo XV, formaba parte del marquesado de Villena, dominio extenso y rico, propiedad de Juan Pacheco, valido de Enrique IV. Fue escenario repetido de las guerras carlistas.
En el año 1700, los Franciscanos construyen el
Calvario y su
Vía Crucis. En 1881 desaparecen las "pujas" y se crean nuevas hermandades. Todo desapareció en el 36 pero pronto se reorganizó.
En la primera mitad del siglo XX, al ser su territorio nudo de comunicaciones y formar parte del plan de regadío de la región, Hellín se convirtió, a pesar de la emigración, en una ciudad de población creciente.
Tras el periodo de transición a la democracia, la localidad, de la provincia de
Albacete, quedó encuadrada en la Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha, debido a que la división provincial de Javier de
Burgos del 1833 sería respetada, dejando así la vinculación que siempre tuvo con la Región de Murcia, tierra de la que siempre formó parte.
(Es un pequeño resumen)
HELLIN: v. con ayunt., adm. subalterna de rentas, loterías y estafeta de
correos, cab. del part. jud. de su nombre en la prov. y aud. terr. de Albacete (9 leg.), c. g. de
Valencia (27), dióc. de Cartagena, cuyo obispo reside en Murcia (14).
HISTORIA: Muy verosímilmente viene significada esta pobl. en las tablas de Ptolomeo, con el nombre de Ilunum, c. bastitana colocada por este geógrafo a los 11º 30' de longitud y a los 38° 40' de latitud. En este concepto no será puramente voluntario contarla entre las primitivas españolas; pues cuando menos podrá hacerse en razón de su nombre, ya que no admitimos que se lo impusieran hebreos echados de su pais por las devastaciones de Nabucodonosor, según quieren algunos, o conducidos por este mismo en su soñada expedición á
España, como han pensado otros. En el año de 1240, después que el infante D. Alonso, trató con los embajadores del rey de Murcia los términos en que debia verificarse la pacifica entrega de este estado musulmán; dícese haber sido Hellin una de las primeras villas que acreditaron entrar con toda decisión En la corona cristiana. No se sabe qué rey la concedió los tirulos de muy noble y muy leal villa, que desde inmemorial disfruta. En los principios del reinado de Felipe V, dio grandes pruebas de adhesión a este monarca.
Hace por armas un alto
castillo en medio de dos leones, sobre sus almenas una corona, y por la misma parte se descubre un brazo empuñando una espada.
* Diccionario Geográfico – Estadístico - Histórico de España. Pascual Madoz, 1848.