Las Minas. Ese lugar, dónde nunca fui extraño. Dónde yo, era por mí mismo. Ese lugar, en el que me hacía sentir vivir a mi manera. Ese lugar, en el que dejé una parte importante de mi vida, y que ahora recupero, para ilusión y
felicidad, de mis postreros años. Siempre estarás y te llevaré en mi corazón, hasta el último suspiro de mi vida. Siempre te quise, y siempre te querré, pueblito de mi alma.