CAMINOS QUE VAN A LEVANTE
Entre llanuras inmensas
voy recorriendo La Mancha,
a veces deprisa piensas
como su tierra te engancha.
Son caminos de esperanza
con sus llanuras constantes,
el paisaje da templanza
en muchos de sus instantes.
Las distancias se imaginan
entre sus campos sembrados,
y con el sol se iluminan
cuando están todos segados.
Desde Madrid a Levante
las pasiones predominan,
existe mucho arrogante
que su tiempo determinan.
Las miradas adelante
buscando la carretera,
Valencia como Alicante
es eterna primavera.
Estos caminos manchegos
que nunca verán los mares,
saben de viñas y espliegos
en muchos de sus lugares.
Las historias se amontonan
sobre los campos manchegos,
hay gentes que solucionan
ver más bonitos sus riegos.
Carreteras con destino
a ese Levante altanero,
con ese clima divino
que acaricia el forastero.
Levante tiende sus brazos
a los caminos manchegos,
son tan grandes esos lazos
que nos parecen sinceros.
G X Cantalapiedra.
Entre llanuras inmensas
voy recorriendo La Mancha,
a veces deprisa piensas
como su tierra te engancha.
Son caminos de esperanza
con sus llanuras constantes,
el paisaje da templanza
en muchos de sus instantes.
Las distancias se imaginan
entre sus campos sembrados,
y con el sol se iluminan
cuando están todos segados.
Desde Madrid a Levante
las pasiones predominan,
existe mucho arrogante
que su tiempo determinan.
Las miradas adelante
buscando la carretera,
Valencia como Alicante
es eterna primavera.
Estos caminos manchegos
que nunca verán los mares,
saben de viñas y espliegos
en muchos de sus lugares.
Las historias se amontonan
sobre los campos manchegos,
hay gentes que solucionan
ver más bonitos sus riegos.
Carreteras con destino
a ese Levante altanero,
con ese clima divino
que acaricia el forastero.
Levante tiende sus brazos
a los caminos manchegos,
son tan grandes esos lazos
que nos parecen sinceros.
G X Cantalapiedra.