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MONTEALEGRE DEL CASTILLO: RECUERDOS DE UNA TORMENTA POR TIERRAS DE ALBACETE...

RECUERDOS DE UNA TORMENTA POR TIERRAS DE ALBACETE
Aquel automóvil turismo, circulaba por la autovía, 31, en dirección hacia Alicante. Aquella fecha de el último día del mes de mayo del año, 2017, se podía leer el letrero de Montealegre, cuando una nube negra, se coloco encima de aquel sector de la señalada carretera. De momento empezaron a caer unas gotas muy grandes, luego sin haber pasado ni medio minuto, lo que caía de las nubes era un granizo de tamaño mediano, digamos cómo entre avellanas y nueces. El parabrisas del coche, era un río de agua y granizo, los limpias no daban abasto a tanta cantidad de agua, al tiempo que con dos paños sujetaban la luna del parabrisas, para impedir su rotura, ya que la fuerza de aquellos granizos, era demasiado grande, y la visibilidad se quedaba reducida a metros, de distancia, ya que existieron momentos, donde era nula, el poder ver la carretera, aquel automóvil y sus dos ocupantes, sintieron el miedo en sus cuerpos, sin quererse parar, ya que en la dirección contraria, se veían los coches todos medio parados, pero en aquel intervalo de tiempo, un camión de carga bastante grande les adelanto, salpicando con su carga y ruedas, ha todo el automóvil de los dos ocupantes, que habían venido desde Madrid hasta La Roda, sin el más mínimo incidente, pero que una vez pasado Chinchilla de Montearagón, la tarde se había puesto muy oscura, y a la vez con cantidad de rayos y truenos, que aquel automóvil, parecía que le hacían temblar. La tormenta duro cómo unos 25, minutos, que parecieron ser un siglo, para aquellas dos personas dentro de habitáculo del coche. El cielo parecía cómo sí fuera de noche, cuando apenas eran las seis y media de la tarde, el agua caía cómo si la echaran con una manga, todo era terrorífico, hasta la radio del automóvil se paro, al tiempo de que un rayo cayera a muy pocos metros de la autovía, aquellos minutos parecían ser un infierno, el asfalto estaba cubierto por cantidad de granizo y lluvia, y las perspectivas de poder abandonar la autovía, eran demasiado raras, ya que ni las desviaciones se podían ver, el automóvil, circulaba a unos veinte kilómetros hora, y en algunos momentos quizá más despacio. Luego una vez que parecía a ver pasado la tormenta, los dos ocupantes respiraron un poco más tranquilos, hasta pasados unos quinientos metros, de aquella terrible tormenta, que se veían cómo sí unas cuerdas se descolgaran de las nubes, y que en segundos volvieron a descargar, más granizo y lluvia torrencial, sobre aquella autovía del Mediterráneo, pero sobre el camino que se aproxima a Almansa. Esta segunda descarga, fue mucho menor en tiempo, no en cantidad, que en pocos minutos dejo las cunetas medio blancas del granizo que allí cayo. Luego el conductor del coche y su acompañante, contarían en la Playa del Postiguet de Alicante, su tragedia por esas tierras medio llanas de aquella parte de La Mancha. A un matrimonio venido de Albacete, que supieron por la televisión y la radio de tan enorme tormenta. El conductor un hombre rodado en carretera, con más de tres millones de kilómetros recorridos, decía. Jamás sufrí una tormenta, que en menos tiempo haya soltado más granizo y lluvia, que la del otro día, creo que esta tormenta ha batido el récor en cantidad y en fuerza, de la naturaleza, incluyendo, el aparato eléctrico, que soltaba entre su granizo y agua. El recuerdo era demasiado terrible, y el día 13, de junio de vuelta a Madrid, los dos ocupantes pensaron al pasar por aquellos Campos de La Mancha, que aquella pesadilla, era imposible olvidarla. La Madre Naturaleza, tiene sus caprichos, que unas
veces se presentan en tormentas, otras en fuegos, y las menos en terribles terremotos o maremotos, y que son imposibles de predecir, dejándonos a los humanos, en posiciones terroríficas. G X Cantalapiedra.