En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no puedo olvidarme. Existe un pueblo pequeño, ¡pequeño, pero muy grande!. No tiene monumentos. Ni jardines con palmeras. Ni grandes edificios con muchas cristaleras. No necesita el Metro. Ni ascensores conoce, este pueblo sencillo, tiene cosas mejores. Su agua dulce y limpia, de rico manantial, abundante y cristalina, ¡Beberla es regresar!.
Sus olivares generosos. Su fértil Vega y un cielo hermoso lleno de estrellas. Tierra de trabajadores, que no presumen de nada, tan solo de ser honrados y de dar siempre la cara. Muy lejos marchamos muchos de tus hijos, dejarte fue duro, buscando un futuro incierto y oscuro. A grandes ciudades marchamos decididos, sin nada que esconder, vacios los bolsillos. Trabajamos con ahínco. La honradez fue nuestro lema. La constancia nuestra fuerza. La lealtad nuestra idea. Siempre tuvimos presente donde están nuestras raices y, no olvidamos a nuestro pueblo, no olvidamos a Reolid. ¡Es su bello cielo más azúl que el mar! ¡Sólo de mirarle las penas sevan!. Por eso volvemos, siempre que es posible, buscando la paz que tiene Reolid.
Sus olivares generosos. Su fértil Vega y un cielo hermoso lleno de estrellas. Tierra de trabajadores, que no presumen de nada, tan solo de ser honrados y de dar siempre la cara. Muy lejos marchamos muchos de tus hijos, dejarte fue duro, buscando un futuro incierto y oscuro. A grandes ciudades marchamos decididos, sin nada que esconder, vacios los bolsillos. Trabajamos con ahínco. La honradez fue nuestro lema. La constancia nuestra fuerza. La lealtad nuestra idea. Siempre tuvimos presente donde están nuestras raices y, no olvidamos a nuestro pueblo, no olvidamos a Reolid. ¡Es su bello cielo más azúl que el mar! ¡Sólo de mirarle las penas sevan!. Por eso volvemos, siempre que es posible, buscando la paz que tiene Reolid.