De hecho, el
pueblo se llamó
Fábricas de
Riópar hasta 1997, cuando pasó a denominarse Riópar, dejando el nombre de Riópar Viejo a la población que había sido abandonada al calor de las
chimeneas de fundición. Las Reales Fábricas tuvieron una inusual y larga vida, ya que no dejaría de producir hasta 1996. Más de dos siglos de vida en los que su función y gestión varió en multitud de ocasiones. Allí se fabricaron revestimientos para buques de guerra a finales del XVIII y principios del XIX, pólvora, objetos de bronce, plata y alpaca, diseños de orfebrería en latón y muchas otras cosas más.