Fue privatizada en 1828 y, desde entonces, pasó de unas manos a otras, pero siempre consiguió sobrevivir. Hoy en día, las
fábricas se han transformado en un interesantísimo
museo industrial que muestra el vínculo de la metalurgia con el
pueblo de
Riópar, así como todos los procesos relacionados con la fabricación de objetos de metal. Es como un viaje en el tiempo a través de maquinaria antigua, artesanías, moldes, modelos y proyecciones audiovisuales.