La boca de la
cueva de los Chorros impresiona por sus dimensiones: con 15 metros de ancho y 25 de alto, sería un magnífico portal a una ciudad amurallada o la entrada de un
túnel ferroviario de doble
vía. Se trata de la cavidad de mayor recorrido del sur de la Península Ibérica y la octava del territorio peninsular. Los habitantes de la zona conocían la cueva desde hacía siglos, pero hasta 1955 no empezó a ser explorada por espeleólogos. Actualmente, se han topografiado más de 30 km de una red de galerías, sifones y
lagos que forman parte de un conjunto que, según los expertos, podría ser siete u ocho veces mayor. La cueva está dividida en cuatro sectores, pero solo se pueden visitar tres y únicamente si se dispone de la licencia de la federación de espeleología o contratando la
excursión con una empresa autorizada por el
parque.