Sotuélamos, existe; pero en una situación de abandono impropia de un país moderno que debería cuidar sus enclaves naturales y paisajísticos. Pasar una noche en Sotuélamos o sus alrededores es un lujo al alcance de muchos: un cielo estrellado como pocas veces habréis visto y un olor a monte y tierra que no se olvida fácilmente. Visitadlo si podéis.