"... A finales del siglo pasado nació en Tarazona una posada llamada "de la Rosa" que hasta los años treinta fue orgullo de nuestro pueblo y conocida en toda La Mancha por arrieros, viajantes y visitantes de todas condiciones, con el mismo prestigio, por ejemplo, que hoy goza "el PINCELÍN" de Almansa.
La Rosa era una mujer bella, con tres hijas que individualmente podrían haber concursado y ganado el título de Miss España.
Esta familia, entrañable para la nuestra, nos permitió mantener una relaciónn fraternal que yo personalmente gocé desde los cuatro o cinco años de edad. Cada viaje mío a Tarazona tenía aseguradas invitaciones a su mesa, en la que era recibido como un hijo mas. Crero que allí aprendí la gastronomía en su más excelsa calidad y así, en cuanto tuve edad y medios, me dediqué a difundirla por todas partes.
La posada de la Roda servía productos de la matanza propia, verduras y legumbres de sus huertas, el azafrán era el aroma que se percibía constantemente en la cocina, como la cordialidad de su marido en la recepción de clientes y amigos.
A la Rosa no la sustituyó nadie. Hubo una tarazonera que estuvo sirviendo en Valencia en casa de D. Pepe Acacio, que más tarde montó un pequeño restaurante en Tarazona con el estilo la Rosa...."
Por Eduardo Sanchíz Bueno (libro de feria de 1997)
La Rosa era una mujer bella, con tres hijas que individualmente podrían haber concursado y ganado el título de Miss España.
Esta familia, entrañable para la nuestra, nos permitió mantener una relaciónn fraternal que yo personalmente gocé desde los cuatro o cinco años de edad. Cada viaje mío a Tarazona tenía aseguradas invitaciones a su mesa, en la que era recibido como un hijo mas. Crero que allí aprendí la gastronomía en su más excelsa calidad y así, en cuanto tuve edad y medios, me dediqué a difundirla por todas partes.
La posada de la Roda servía productos de la matanza propia, verduras y legumbres de sus huertas, el azafrán era el aroma que se percibía constantemente en la cocina, como la cordialidad de su marido en la recepción de clientes y amigos.
A la Rosa no la sustituyó nadie. Hubo una tarazonera que estuvo sirviendo en Valencia en casa de D. Pepe Acacio, que más tarde montó un pequeño restaurante en Tarazona con el estilo la Rosa...."
Por Eduardo Sanchíz Bueno (libro de feria de 1997)