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A UNA PERSONA QUE TAMBIÉN SIENTE PASIÓN POR SU TIERRA.
María Dolores Picazo Pastor: Se habrá fijado que pueblos que hoy en día, prácticamente están deshabitados, tuvieron una historia floreciente. Deza es uno de ellos. La historia de Deza ha estado muy llena de acontecimientos. Estas tierras fueron habitadas por Bel-los gente pecosa y de cabellos rubios que procedentes de las actuales Bélgica y Holanda subieron por el Ebro y se asentaron en la margen derecha del Jalón. Todavía hay genes en nuestras gentes rubias y pecosas al igual que ellos. Nos conquistaron los romanos, perteneciendo al convento Cesaraugustano de la Tarraconense. Hubo asentamientos visigodos, en los cuales se han encontrado vestigios de herrajes y hebillas de diferente tipo. Pasaron los moros y estuvieron por aquí trescientos años, dejando solamente nombres de lugares y fuentes y posiblemente, su sistema de riegos que ha permanecido hasta la actualidad. En la reconquista, fue muchos años tierra de nadie y codiciada por castellanos y aragoneses que la saquearon a menudo...
Llega la leyenda de Beltrán Duglesclín y pasamos por una nueva etapa. Fue Alhama de moros y convivieron tres culturas diferentes al mismo tiempo: Cristianos, judíos y moriscos...
Hasta llegar a nuestros días pasará por periodos de gran esplendor, como lo demuestra su iglesia, una de las más grande y hermosas de la diócesis de Sigüenza a la que perteneció durante mil años; aunque en la actualidad desde los años cincuenta del siglo pasado pertenezca a Osma-Soria por cuestiones mas bien políticas del momento, que otra cosa...
En la actualidad Deza va camino de la extinción como pueblo. Ya no llegan a trescientos cincuenta los habitantes censados en el Ayuntamiento. Deza en invierno es un desierto en el que permanecen apenas un centenar de personas residiendo por cuestiones de trabajo en el campo. Deza nuevamente vuelve a renacer en el buen tiempo como las buenas verduras y hortalizas de sus huertas; pero queda vacía al igual que quedan sus huertos al venir el frío...
De todas maneras Deza es un lugar maravilloso para pasear en las mañanas fresquitas del verano, cuando el sol lleva más de una hora levantado y todavía el pueblo permanece en las sombras de su gran cerro, que es el Peñón.
Enhorabuena por los trabajos que lleva a cabo en Tarazona de la Mancha y en Albacete. Los aprecio en gran manera y los encuentro dignos de elogio.
Muchas gracias por todo.
Un abrazo.
María Dolores Picazo Pastor: Se habrá fijado que pueblos que hoy en día, prácticamente están deshabitados, tuvieron una historia floreciente. Deza es uno de ellos. La historia de Deza ha estado muy llena de acontecimientos. Estas tierras fueron habitadas por Bel-los gente pecosa y de cabellos rubios que procedentes de las actuales Bélgica y Holanda subieron por el Ebro y se asentaron en la margen derecha del Jalón. Todavía hay genes en nuestras gentes rubias y pecosas al igual que ellos. Nos conquistaron los romanos, perteneciendo al convento Cesaraugustano de la Tarraconense. Hubo asentamientos visigodos, en los cuales se han encontrado vestigios de herrajes y hebillas de diferente tipo. Pasaron los moros y estuvieron por aquí trescientos años, dejando solamente nombres de lugares y fuentes y posiblemente, su sistema de riegos que ha permanecido hasta la actualidad. En la reconquista, fue muchos años tierra de nadie y codiciada por castellanos y aragoneses que la saquearon a menudo...
Llega la leyenda de Beltrán Duglesclín y pasamos por una nueva etapa. Fue Alhama de moros y convivieron tres culturas diferentes al mismo tiempo: Cristianos, judíos y moriscos...
Hasta llegar a nuestros días pasará por periodos de gran esplendor, como lo demuestra su iglesia, una de las más grande y hermosas de la diócesis de Sigüenza a la que perteneció durante mil años; aunque en la actualidad desde los años cincuenta del siglo pasado pertenezca a Osma-Soria por cuestiones mas bien políticas del momento, que otra cosa...
En la actualidad Deza va camino de la extinción como pueblo. Ya no llegan a trescientos cincuenta los habitantes censados en el Ayuntamiento. Deza en invierno es un desierto en el que permanecen apenas un centenar de personas residiendo por cuestiones de trabajo en el campo. Deza nuevamente vuelve a renacer en el buen tiempo como las buenas verduras y hortalizas de sus huertas; pero queda vacía al igual que quedan sus huertos al venir el frío...
De todas maneras Deza es un lugar maravilloso para pasear en las mañanas fresquitas del verano, cuando el sol lleva más de una hora levantado y todavía el pueblo permanece en las sombras de su gran cerro, que es el Peñón.
Enhorabuena por los trabajos que lleva a cabo en Tarazona de la Mancha y en Albacete. Los aprecio en gran manera y los encuentro dignos de elogio.
Muchas gracias por todo.
Un abrazo.