El Gran
Teatro fue construido en 1916 por el Barón de Quito, destacando su
fachada modernista con algunas reminiscencias mudéjares. Fue concebido para satisfacer la demanda cultural de la burguesía emergente de la época.
El interior ha sufrido importantes modificaciones que han afectado a su estructura original.
En la actualidad sigue cumpliendo su función de espacio dedicado a la cultura, donde el teatro, el
cine y la
música suelen ser habituales. Está catalogado Bien de Interés Cultural.