Imagino ya sabes, amigo Fructus, que en Alamillo, curiosamente, abundan los buenos escritores y poetas. Es extraño que de un pueblo tan pequeño pueda salir tanta sensibilidad, inspiración y belleza expresiva. Y en todos se manifiesta explícitamente el amor a Alamillo y a Alcudia. No soy amigo de hablar de terceras personas, y menos siendo, como soy, un heterónimo cibernético (gracias por presentarme a Alberto Caeiro); pero en este caso se trata de autores que tienen libros publicados en el mercado, y/o blogs personales en internet, y por tanto, yo sólo me limito a expandir su artística obra y a hacer algún comentario personal a ésta.
Comenzaré con Mario Hidalga Redondo, con varios libros publicados, un blog y una web en internet. Mario es un escritor sincero, determinante y seguro en el fondo; audaz, atrevido, bizarro en la forma. Leyendo alguno de sus pasajes, a mí me surge una extraña sensación, no sé cómo explicarlo, algo así como las emociones que te producen las diferentes atracciones de una Parque: vértigo, angustia, alegría, sorpresa… pero al final, con Mario, siempre acabas en el lago, remando mansamente. Aquí os dejo algo de un autorretrato y un párrafo de la introducción a su web:
“Soy un hombre del montón, pulcro y mórbido por el orden. Chavá es mi madre, chavaos son los padres de mi madre. Gente recia y sin disimulos. Ni un repulgo en sus hábitos que propicien esconder trasuntos inconfesables. Nunca nada se dijo en contra de ellos. A mí no se me conoce como Chavao, será que no soy tan rígido, ni tan firme ni tan impenetrable”.
“El grito agónico de Unamuno, “Me duele España en el cogollo del corazón”, es un exceso rayano en lo violento. Pero si decimos, “Me duele Sisapo o me duele Alamillo”, le habremos rebajado a la frase su carga violenta y le habremos prestado mesura y refugio. Semejante expresionismo no se estila, ya lo sé, pero el sentimiento está ahí y nadie puede negarle grandeza de alma a quien lo manifieste. Y es que quien le duela un lugar de España le duele España entera”.
Amigo de Mario es Félix Rodríguez, que con el pseudónimo de EL Mayoral de LLanomojao, ha publicado ya algún libro. A mí, el que más me ha gustado es el autobiográfico-filosófico titulado LLanomojadas. Félix, minero autodidacta, se expresa por escrito con un lenguaje sencillo, que a veces, y de manera inesperada, se retuerce abarrocadamente, obligándote a una pirueta lectora que no deja de ser curiosa y singular. Respecto al fondo, de esta y otras obras, incluso poéticas, pues éste, sinceramente, es muy hondo, de una profundidad casi insondable –se nota la influencia machadiana-, es como una profunda sima que, al penetrarse en ella, provoca sensaciones contrapuestas: frío, sofoco, satisfacción, miedo… esperanza…
Aquí os dejo un ejemplo de su poesía, leed y juzgad:
A ESE DIOS.
A ese Dios/del limpio amor/que inspira sinceridad,/a ese Dios/todo bondad/en un libre corazón,/a ese Dios/yo me remito./Niego al Dios que es rito y mito/coartada de granujas/contaminante sustento/de ignorantes y de brujas/de toda legión de lilas/mentecatos meapilas/hipócritas y baratos./A ese Dios irracional/defendido a toda ultranza/por quienes llenan la panza/con el cuento teologal.../ A ese Dios todo castigo/de mi corazón destierro.../Ese Dios es mi enemigo/ y... ¡quiero celebrar su entierro!
Destacar también a Salvadora Moreno, “Salvi”, que público recientemente “Los carboneros del Valle de Alcudia”. Una melancólica autobiografía como excusa para retratar ese duro oficio, del que Fructus tiene experiencia, de carbonear inocentes encinas. Una obra bella y sencilla en la forma, conmovedores alguno de sus personajes, personas que fueron y son; y una voz en alto recordando la injusticia, la desigualdad, la pesadumbre… la esperanza.
No voy a olvidarme de Vicente Romano, y su “Valle de Alcudia”. Un libro de viajes con más intención de denuncia social que estética literaria; pero “lo cortés, no quita lo valiente”, en este caso, démosle la vuelta al aforismo.
Finalizaré con Juan, el entrañable Juan Panizo, antropólogo alamillero (en el doble sentido lo de alamillero), y escritor autodidacta de una sensibilidad extrema; claro que tiene una Musa inspiradora particular, sí, la hija del Perrete, que desde la Gloria le susurró tiernamente al oído las frases de su inédito libro, del que ahora no recuerdo el nombre, ni importa, porque Juan, además de literato, es un conmovedor personaje literario en vida.
Un abrazo para todos los nombrados, si me he dejado alguno o alguna que hablé, porque mi memoria de pastor ya flaquea. Y gracias, muchas gracias por vuestro regalos literarios.
Comenzaré con Mario Hidalga Redondo, con varios libros publicados, un blog y una web en internet. Mario es un escritor sincero, determinante y seguro en el fondo; audaz, atrevido, bizarro en la forma. Leyendo alguno de sus pasajes, a mí me surge una extraña sensación, no sé cómo explicarlo, algo así como las emociones que te producen las diferentes atracciones de una Parque: vértigo, angustia, alegría, sorpresa… pero al final, con Mario, siempre acabas en el lago, remando mansamente. Aquí os dejo algo de un autorretrato y un párrafo de la introducción a su web:
“Soy un hombre del montón, pulcro y mórbido por el orden. Chavá es mi madre, chavaos son los padres de mi madre. Gente recia y sin disimulos. Ni un repulgo en sus hábitos que propicien esconder trasuntos inconfesables. Nunca nada se dijo en contra de ellos. A mí no se me conoce como Chavao, será que no soy tan rígido, ni tan firme ni tan impenetrable”.
“El grito agónico de Unamuno, “Me duele España en el cogollo del corazón”, es un exceso rayano en lo violento. Pero si decimos, “Me duele Sisapo o me duele Alamillo”, le habremos rebajado a la frase su carga violenta y le habremos prestado mesura y refugio. Semejante expresionismo no se estila, ya lo sé, pero el sentimiento está ahí y nadie puede negarle grandeza de alma a quien lo manifieste. Y es que quien le duela un lugar de España le duele España entera”.
Amigo de Mario es Félix Rodríguez, que con el pseudónimo de EL Mayoral de LLanomojao, ha publicado ya algún libro. A mí, el que más me ha gustado es el autobiográfico-filosófico titulado LLanomojadas. Félix, minero autodidacta, se expresa por escrito con un lenguaje sencillo, que a veces, y de manera inesperada, se retuerce abarrocadamente, obligándote a una pirueta lectora que no deja de ser curiosa y singular. Respecto al fondo, de esta y otras obras, incluso poéticas, pues éste, sinceramente, es muy hondo, de una profundidad casi insondable –se nota la influencia machadiana-, es como una profunda sima que, al penetrarse en ella, provoca sensaciones contrapuestas: frío, sofoco, satisfacción, miedo… esperanza…
Aquí os dejo un ejemplo de su poesía, leed y juzgad:
A ESE DIOS.
A ese Dios/del limpio amor/que inspira sinceridad,/a ese Dios/todo bondad/en un libre corazón,/a ese Dios/yo me remito./Niego al Dios que es rito y mito/coartada de granujas/contaminante sustento/de ignorantes y de brujas/de toda legión de lilas/mentecatos meapilas/hipócritas y baratos./A ese Dios irracional/defendido a toda ultranza/por quienes llenan la panza/con el cuento teologal.../ A ese Dios todo castigo/de mi corazón destierro.../Ese Dios es mi enemigo/ y... ¡quiero celebrar su entierro!
Destacar también a Salvadora Moreno, “Salvi”, que público recientemente “Los carboneros del Valle de Alcudia”. Una melancólica autobiografía como excusa para retratar ese duro oficio, del que Fructus tiene experiencia, de carbonear inocentes encinas. Una obra bella y sencilla en la forma, conmovedores alguno de sus personajes, personas que fueron y son; y una voz en alto recordando la injusticia, la desigualdad, la pesadumbre… la esperanza.
No voy a olvidarme de Vicente Romano, y su “Valle de Alcudia”. Un libro de viajes con más intención de denuncia social que estética literaria; pero “lo cortés, no quita lo valiente”, en este caso, démosle la vuelta al aforismo.
Finalizaré con Juan, el entrañable Juan Panizo, antropólogo alamillero (en el doble sentido lo de alamillero), y escritor autodidacta de una sensibilidad extrema; claro que tiene una Musa inspiradora particular, sí, la hija del Perrete, que desde la Gloria le susurró tiernamente al oído las frases de su inédito libro, del que ahora no recuerdo el nombre, ni importa, porque Juan, además de literato, es un conmovedor personaje literario en vida.
Un abrazo para todos los nombrados, si me he dejado alguno o alguna que hablé, porque mi memoria de pastor ya flaquea. Y gracias, muchas gracias por vuestro regalos literarios.