“Hasta que quienes ocupan puestos de responsabilidad no acepten cuestionarse con valentía su modo de administrar el poder y de procurar el bienestar de sus pueblos, será difícil imaginar que se pueda progresar verdaderamente hacia la paz”.
(Juan Pablo II)
Qué grande fue la persona de Karol Józef Wojtył a, el Papa Woitila. Desgraciadamente, la gran mayoría de nuestros gobernantes – incluyo a todos, independientemente de siglas y lugar del mundo en el que gobiernen- son unos inconscientes, prisioneros de sus excluyentes ideologías y dogmas, y, en la práctica, necios cegarrutos incapaces de “cuestionarse a sí mismos”, “administrar ecuánimemente el poder político”, “extender la paz a sus pueblos”…
Tristemente es la pura realidad. Pero nada de lo que pasa es gratuito, todo pasa porque tiene que pasar y la necedad y/o la corrupción política no son más que un puro reflejo del resto de la sociedad. Los políticos no son extraterrestres mandados desde el espacio exterior a gobernarnos, son personas nacidas y criadas en las diferentes sociedades humanas y son y se comportan así porque así lo hace el resto de la sociedad.
Hay un bello aforismo oriental que afirma: “Sólo hay alguien en el mundo al que puedas cambiar: tú mismo”. Y al cambiar uno mismo, haciéndose consciente de que “tengo que cuestionarme críticamente”, “ofrecer ecuanimidad”, “colaborar en el progreso hacia la paz”… se podrá cambiar al prójimo; y no, siendo prisionero de dogmas e ideologías.
Estoy deseando volver con mis ovejas en busca de la otoñada de nuestro eterno Valle de Alcudia. Ya siento la hierba húmeda bajo mis pies, y oigo, lejano y alto, el graznido nocturno de las viejas grullas que regresan al encinar, y huelo el humo del retorcido tronco de la encina ya muerta que nos da todo, “todo”, hasta su desaparición.
(Juan Pablo II)
Qué grande fue la persona de Karol Józef Wojtył a, el Papa Woitila. Desgraciadamente, la gran mayoría de nuestros gobernantes – incluyo a todos, independientemente de siglas y lugar del mundo en el que gobiernen- son unos inconscientes, prisioneros de sus excluyentes ideologías y dogmas, y, en la práctica, necios cegarrutos incapaces de “cuestionarse a sí mismos”, “administrar ecuánimemente el poder político”, “extender la paz a sus pueblos”…
Tristemente es la pura realidad. Pero nada de lo que pasa es gratuito, todo pasa porque tiene que pasar y la necedad y/o la corrupción política no son más que un puro reflejo del resto de la sociedad. Los políticos no son extraterrestres mandados desde el espacio exterior a gobernarnos, son personas nacidas y criadas en las diferentes sociedades humanas y son y se comportan así porque así lo hace el resto de la sociedad.
Hay un bello aforismo oriental que afirma: “Sólo hay alguien en el mundo al que puedas cambiar: tú mismo”. Y al cambiar uno mismo, haciéndose consciente de que “tengo que cuestionarme críticamente”, “ofrecer ecuanimidad”, “colaborar en el progreso hacia la paz”… se podrá cambiar al prójimo; y no, siendo prisionero de dogmas e ideologías.
Estoy deseando volver con mis ovejas en busca de la otoñada de nuestro eterno Valle de Alcudia. Ya siento la hierba húmeda bajo mis pies, y oigo, lejano y alto, el graznido nocturno de las viejas grullas que regresan al encinar, y huelo el humo del retorcido tronco de la encina ya muerta que nos da todo, “todo”, hasta su desaparición.
que si que si que muy bonito amigo niño de Alcuida pero eso es como todo en la vida, unos mas y otros menos. Un saludo.