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ALAMILLO: Queridos paisanas y paisanos, ya está la Alcudia otoñal...

Queridos paisanas y paisanos, ya está la Alcudia otoñal esplendorosa, con fresca hierba nueva en la dehesa y las grullas graznado en su limpio y luminoso cielo. Las aún no excesivamente frías noches en Alamillo huelen ya a humo de leña de encina, a castañas y a bellotas asadas, y yo me relamo pensando en los platos de gachas con aguardiente y tostones que voy a disfrutar estos días, si Dios me lo permite.

De momento, me voy al campo con mis borras, estoy emocionado de pisal de nuevo las pizarrosas lomas y podel agachame bajo las retorcías encinas para cogel una hermosa bellota a la que jincal el diente, pa luego escupil las jaspucias porque las más de las veces su amargo sabol y aspereza no me hace gracia, pero es que no puedo evital to´l ritual.

¡Qué hermosas las encinas sobre los alcores, al trasluz arrebolado del alborear! Qué deleite para mi oído el nostálgico canto en vuelo de la “crujá”, el chi chi chi del triguero que barrunta el invierno, y el fino y armonioso parloteo de los ya gregarios colorines, o jilgueros que los llaman en otros lugares. Güeno, güeno, que me conmuevo de sólo pensal lo que voy a disfrutal con mis borras d´aquí a un rato y que, amás, estoy algo desconcertao con el puñetero cambio este de la hora… en fin.

Ah, por cierto, he estado indagando en “la red” sobre la tradición de echar gachas en las cerraduras de las puertas, en la noche de todos Los Santos, y aunque en Alamillo este rito está totalmente desvirtuado – como tantas otras cosas - he comprobado que la costumbre es también propia de otros pueblos cercanos, de Alcudia y de los Pedroches, además de otros lugares algo más lejanos de Andalucía, como en la comarca jiennense de la Sierra Mágina, esa a la que también cantó Don Antonio, “el mejor de los buenos”:

Tiene Cazorla nieve,
y Mágina, tormenta,
su montera, Aznaitín. Hacia Granada,
montes con sol, montes de sol y piedra.

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¡Desde mi ventana,
(campo de Baeza,
a la luna clara!

¡Montes de Cazorla,
Aznaitín y Mágina!

¡De luna y de piedra
también los cachorros
de Sierra Morena!

Es evidente que Alamillo, además de lo castellano viejo y lo extremeño, también mama lo andaluz; por eso no es extraño que fuera del pueblo nos pregunten confundidos por ese singular “deje del sur” que tenemos en nuestra lengua, y que nos gusten tanto los villancicos, y el arte del toreo, gracioso y puro.

Bueno, que me voy del tema, ahí os dejo un resumen de lo que he extraído de la >>REVISTA DE ESTUDIOS SOBRE SIERRA MÁGINA<<

La tradición de las Gachas en la noche de Los Santos en Jódar (Jaén)

La ciudad de Jódar, cuando llega el Día de Todos los Santos y Fieles Difuntos,
comienza, como en todo el mundo cristiano, la tradición de recordar a los
fallecidos, dedicándoles especial atención por unos días, con visitas al cementerio y con ofrendas florales en las sepulturas. Pero, sin lugar a dudas, una de las tradiciones más ancestrales, y que todavía se conserva con fuerza en Jódar, es la costumbre de tapar con gachas las cerrajas o cerraduras de las puertas.

No existe documentación sobre el tema, sólo la tradición oral que se remonta
como se suele decir a los más viejos de lugar. Las familias después de cenar las tradicionales gachas, castañas y flores de maíz, con las sobras salían en
un festivo ritual por las calles del vecindario provistos de una olla, con las que tapaban las cerrajas de las puertas. ¿Por qué sólo las cerrajas?, pues porque eran los únicos huecos de los que disponían exteriormente las casas, ya que las pequeñas ventanas estaban bien cerradas.

¿El origen de la costumbre?

Para los mayores, el motivo es que esta noche daban suelta en el Más allá a los espíritus, los cuales en procesión recorrían a medianoche las calles de la población encabezados por la Muerte. Bien atrancadas las puertas se colocaban en el único hueco quedaba al exterior: la chimenea, unas tenazas del fuego abiertas en forma de cruz y en las puertas las gachas tapando la cerradura.

¿Para qué?

Según esta tradición oral al llegar la medianoche e iniciarse la Procesión de los espíritus, la Muerte iba derramando un líquido llamado liotón que caía sobre
las casas, y señalaba que en el próximo año habría un fallecido en la misma. Así, para evitar la entrada de ese mortal líquido se tapaban los únicos huecos existentes: la cerradura con gachas y la chimenea con la señal de la cruz, que indicaba la fe cristiana de sus moradores.

Este es el origen de una costumbre, que basa su tradición en el Antiguo Testamento cuando los israelitas señalaron sus viviendas con la sangre de un cordero para evitar que al pasar el ángel exterminador por Egipto muriesen sus moradores. Con esta señal el ángel, enviado por Dios, conocería la fe de los mismos.

Así entre superstición y culto a la muerte, celebra estos días Jódar la conmemoración de los Difuntos conociéndose esta costumbre como La noche de las gachas.

Idelfonso Alcalá Moreno
REVISTA DE ESTUDIOS SOBRE SIERRA MÁGINA
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Gracias Niño por darnos a conocer el origen de las Gachas.
Hay buena montanera hogaño?
Un saludo