EMILIO BRESÓ
Con lento andar busca la cara al toro
que avisado espera, erguida su tez
en confuso desafío… otra vez
humilla y busca romper el oro.
El tieso talle toma aun más decoro
y se torna impasible lividez
en tanto el noble embiste con avidez,
embebido por muletazos en coro.
Ya es todo el ruedo un deleitable sueño;
un sublime, efímero, cruento arte
en el que su sitio tiene la muerte…
Y es el que mejor maneja la suerte
quien se lleva y goza la mejor parte:
¡Los trofeos ya tienen dueño!
Con lento andar busca la cara al toro
que avisado espera, erguida su tez
en confuso desafío… otra vez
humilla y busca romper el oro.
El tieso talle toma aun más decoro
y se torna impasible lividez
en tanto el noble embiste con avidez,
embebido por muletazos en coro.
Ya es todo el ruedo un deleitable sueño;
un sublime, efímero, cruento arte
en el que su sitio tiene la muerte…
Y es el que mejor maneja la suerte
quien se lleva y goza la mejor parte:
¡Los trofeos ya tienen dueño!