Hace bastantes años, cuando las monjas franciscanas aún habitaban el
colegio, muchas niñas-os aprendimos nuestras primeras letras en este lugar, más tarde con Sor Consuelo aprendimos a coser, y con Sor Maria Dolores hacíamos nuestros pinitos en el
coro, ¡Qué tiempos más bonitos!, un beso desde aquí a nuestras monjas. ¡Qué pena que ya no las tengamos en el
pueblo!